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domingo, 24 de septiembre de 2006


Punisher #2: Cocina Irlandesa

Reportaje entero de Fantasymundo.

Garth Ennis nos trae esta segunda entrega de Punisher, manteniendo su toque y haciendo suyo este personaje tan polémico co Garth Ennis nos trae esta segunda entrega de Punisher, manteniendo su toque y haciendo suyo este personaje tan polémico como interesante.

Me encanta Garth Ennis cuando escribe para sus propios proyectos personales sin cortarse un pelo. Obras suyas como El Predicador o Solo un Peregrino me resultan muy divertidas, lo cual es muy preocupante, porque el guionista es propenso a utilizar violencia gratuita sin tapujos, con mucha carne de cañón, sangre, vísceras o elementos grotescos con el peor vocabulario posible. Lo dicho, es irreverente, un auténtico cabrón que no se deja nada en el tintero y nunca va directo al corazón, sino a la ingle.

Pero Ennis odia a los superhéroes, lo cual es una tremenda contradicción si tenemos en cuenta que ha llegado a escribir sobre Thor (en una miniserie conocida como Thor: Vikingos) así como tratar de secundarios a personajes como Spiderman, Lobezno, Daredevil y Hulk en una saga dentro de la serie de Punisher en Marvel Knights: La Conjura de los Necios. Aun así, aunque los trate, lo hace con desprecio y hasta malicia, lo cual hace aun más curioso el que trabaje en una editorial como Marvel. De todos modos, en ella solo se dedica a hacer suyo un personaje que no se puede considerar superhéroe (aunque se puede iniciar un debate, porque mira que el tema de asesino justiciero da para mucho, la pena de muerte y esas cosillas), estoy hablando de Frank Castle, más conocido en España como El Castigador, aunque la traducción se está perdiendo y cada vez se emplea más su nombre original: The Punisher.

Debo decir que este personaje fue todo un éxito a principios de los noventa, el arquetipo perfecto de antihéroe polémico que resultó novedoso y refrescante por aquel entonces, cuando los superhéroes eran mucho menos ambiguos que ahora y obras maestras como Watchmen y Dark Night sorprendieron y encandilaron a los fans de un género que parecía estancado. Sin embargo, no le fue nada bien a lo largo de la década y aunque llegó a tener dos series regulares al mes, acabaron cancelándose ambas, lo que fue un principio fulgurante acabó siendo un terrible fracaso que no parecía tener solución, el personaje llegó a quedar lapidado por culpa de la terrible y primera decisión de Quesada en Marvel Knights, donde convirtieron a Punisher en un ángel vengador salido de la tumba, literalmente, aunque cueste de creer.

Por suerte, de los errores se aprende y llegó un guionista que empezó
haciendo una especie de parodia del cine de acción donde el propio protagonista era tratado como si una variante de Harry el Sucio se tratara, con tanta mala leche y tan poca moral que sorprendía, obviando todo el argumento previo del personaje como agente del cielo y demás. Era de las pocas ocasiones en las que se podía ver a Punisher sin tapujos, como un cabronazo sin escrúpulos ni moral, matando sin contemplaciones ni piedad, casi peor que aquellos a los que pretende detener. Así es Ennis, la primera saga fue una maxiserie que sorprendió y en la serie regular siguió tal cual, con el mismo humor negro y zafio.

Entonces llegó un momento que la formula empezó a cansar y el guionista decidió irse a la línea MAX (para adultos, sin censura alguna), para realizar una nueva etapa más seria y sin tanto humor negro. El primer tomo que nos ha llegado a España reúne la primera saga, donde demostró el cambio de estilo de la serie, mucho más grotesca y no apta para cardiacos o gente sensible. El problema fue que había demasiado gore y violencia gratuita, no digo que no se pueda hacer así pero la verdad es que tanto llega a ser ridículo y hasta cargante, con tanto vocabulario soez que llegaba un momento en que era aburridísimo seguir leyendo porque todos parecían hablar igual. Sin embargo, mejoraba en el tratamiento de los personajes, sobre todo los secundarios, que brillaban con luz propia, con mejores argumentos y un poco más de seriedad (tampoco mucha, no os vayáis a creer).

Ahora, con el segundo tomo de la serie, puedo decir que el guionista está empezando a realizar la que será una de las mejores etapas del personaje, a la altura de cuando empezó, aunque las características y el tono hayan variado un poco.

En este segundo tomo, Punisher deja de ser protagonista para dejar paso a un variopinto plantel de secundarios repleto de sorpresas que solo sirven de usar y tirar a lo largo de una saga muy interesante. La saga consiste en una serie de historias conectadas entre sí, aunque básicamente trata de la búsqueda del testamento del viejo Nesbitt, un capo mafioso irlandés que odiaba a todo el mundo y a la hora de morir repartió toda su extensa fortuna entre varios de los miembros de la familia, los cuales no están dispuestos a repartirse el botín como buenos familiares que son, sino que organizan toda una batalla campal en medio de la Cocina del Infierno de Nueva York donde solo un bando puede quedar vivo. Punisher está en medio, simplemente cae accidentalmente en una de las trampas, que consiste en una bomba en un bar. Esto no solo cabrea al supuesto protagonista, sino que encima sirve para mostrarnos una de las escenas más desgarradoras y crudas que haya leído jamás en un cómic. Pero para bien, porque demuestra que Punisher puede ser un héroe intentando salvar al inocente mientras tiene un buen tajo de cristal hundido en las tripas. Y no solo eso, sino que además el guionista se permite la gentileza de demostrar lo mucho que nos esconden en las noticias cuando se trata de atentados de este tipo, el infierno en la Tierra con los moribundos anhelando sobrevivir mientras tratan de dar sus últimas bocanadas de aire. Simplemente, de lo mejor que he podido leer jamás en una colección de este estilo, casi te hace desear que haya gente como nuestro antihéroe de la calavera en el pecho deambulando por el mundo.


El resto del cómic es básicamente una matanza, pero lejos de ser repetitiva tiene una dosis perfecta de violencia (al contrario que en el primer tomo, donde una cara abierta de par en par se mostraba en una enorme viñeta porque sí) y además se alterna con numerosas escenas donde los bandos, como si una partida de ajedrez se tratara, se colocan en sus puestos, tramando planes y buscando la manera de intimidar al otro.

Cocina Irlandesa muestra montones de historias interconectadas, tenemos la de Nesbitt con el trato que hizo a sus sobrinos y familiares, despreciándolos hasta la extenuación y odiándolos hasta el punto de realizar un acto final que deja con la boca abierta, aunque llega un momento en que resulta predecible por razones obvias.

Tenemos también la historia de Maginty con Napper, la vieja leyenda de la Cocina del Infierno cuya especialidad es descuartizar de una manera sistemática sin dejar pruebas. Sin embargo, la vieja gloria que nunca cazaron está retirada y el medio que emplean para “convencerlo” es su propio nieto. Esta es de las mejores historias del tomo, por lo comprometido de la situación, la horrible maldad de Maginty y el tema de cazador cazado. Parece que se encuentre en esta saga un poco porque sí, pero lo cierto es que vale su peso en oro y merece mucho la pena.

Casi tanto como el tema del extraño Finn Cooley, que tiene la cara totalmente despellejada, con cachos de carne pegados en ella por una bomba que se le fue de las manos. La participación de este personaje no es tan reseñable por sus acciones, de hecho es un personaje más metódico y hasta prefiere ver como otros se manchan las manos por él. Lo interesante, aparte de su retorcida personalidad y algunos comentarios con respecto a Irlanda, es su sobrino, que sirve de conexión con Andy, el hijo del difunto compañero de un policía inglés llamado Yorkie, que decide unirse a Castle. Y es que resulta que su compañero murió asesinado por el propio sobrino de Finn, así es como tenemos otra historia de venganza con interrogatorio incluido donde lo mejor son ciertos debates sobre la supuesta guerra interna entre Gran Bretaña e Irlanda, unos diálogos brillantes, muy conseguidos, donde descubrimos que la rivalidad entre estos dos países puede llegar a ser incluso preocupante.

Por si todo esto fuera poco, aun tenemos la banda de ladrones conocida como las Ratas del Río, liderada por dos hermanos que no tienen nada en común aparte de su descendencia. Y, finalmente, la implacable y mal hablada Brenda, una mujer muy cabreada por lo que hace Maginty con su marido, del cual entregaron a la viuda cacho a cacho, todo para intimidarla, cosa que solo consiguen una guerra de bandas muy bien aprovechada por Punisher.

Como se puede ver, hay un montón de tramas dentro de un simple argumento (ya veis, una guerra de bandas por conseguir el botín de un testamento) que se ve totalmente enriquecido por un plantel de secundarios realmente loable, con la intervención casi anecdótica de Punisher, que solo sirve para intimidar, ya que incluso al final él no es quien lo finiquita todo. Es más, lo único destacable de su presencia dentro del tomo es el principio (con la explosión del bar) y una pregunta resuelta al final del mismo, la cual no pienso desvelar.

Aun así, a pesar de la ausencia del protagonista en numerosas ocasiones, la verdad es que considero este tomo uno de los mejores que he leído nunca del personaje, por sus interesantísimos secundarios y por cómo está llevado. Si uno sabe leerlo, apreciando los detalles, puede resulta más que satisfactorio, una de las mejores lecturas de cómic negro que se puedan encontrar.

Leandro Fernández es, esta vez, el dibujante de la saga. Lo cierto es que lo hace muchísimo mejor que su antecesor. Se trata de un dibujante de la escuela de Eduardo Risso, con esto quiero decir que sigue más o menos su estilo de trazo limpio repleto de sombras negras que, más que dar volumen, se encargan de ofrecernos un excelente ambiente de estética noir acertadísimo. Este es uno de sus alumnos aventajados (antes de seguir es bueno indicar que es una forma de hablar), es decir, no copia sino que tiene estilo propio y este es detallado, espectacular y muy cinematográfico cuando debe serlo. De hecho, la narración se sucede mediante viñetas horizontales panorámicas, pocas veces aparecen dos juntas de derecha a izquierda y esto ayuda a ver la historia como si una película se tratara, con alguna que otra splash page más que oportuna de vez en cuando. Por lo demás, es expresivo, los personajes están muy bien tratados y cada uno de ellos tiene personalidad propia, el caso de Maginty sería el mejor ejemplo. Aparte, sabe muy bien como mostrar las escenas, con la violencia justa pero sin pasarse, sin tanta casquería y tanto gore por medio, salvo cuando es verdaderamente necesario, entonces sorprende bastante más por lo inesperado.

Lo cierto es que no se me ocurre dibujante mejor para la saga y ojala siguiera dentro de la serie, sería un estilo ideal para este Punisher.

Ennis en estado puro, en mi opinión al nivel de su Predicador y haciendo suyo a este personaje tan polémico como interesante. Espero que los siguientes tomos tengan el nivel de este, aunque el apenas destaque y sea un secundario más frente a los otros.

2 comentarios en Punisher #2: Cocina Irlandesa:

Anónimo dijo...

Llegó a tener 3, no 2, series mensuales, y ahora vuelve a tener 2 con la nueva Punisher War Journal que sale en breve en USA.

Álvaro Sánchez dijo...

Gracias por el aporte 'anónimo' :p

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