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domingo, 16 de diciembre de 2007


Ciencia y Cine: Simpson y Nature [2]

(Continuación) En la anteriormente citada entrevista, el jefe de los guionistas de Los Simpson, Al Jean, manifestaba con cierta amargura: “Ahora la gente considera a los científicos villanos y no les escucha, lo que me parece trágico”. No está falto de razón. Aunque también es cierto que al público, como a él mismo, le gusta que aparezcan “científicos invitados” en los capítulos.

Cuando se le pregunta qué científico de todos los tiempos, le gustaría tener como invitado en el programa, no lo duda: Isaac Newton. Pero ya no vive. Como tampoco Albert Einstein, perfecta personificación de un científico. De entre los vivos, titubea. Prefiere no pronunciarse. No ve ninguna figura comparable a las anteriores, en la actualidad. Si acaso, por aquello del tirón mediático, Stephen Hawking. Por eso lo llevó.

Stephen Hawking en Springfield

El genial físico y cosmólogo, que ha profundizado en el conocimiento sobre el origen del universo y la existencia de los agujeros negros, estuvo como estrella invitada en uno de los capítulos. Una de las escenas refleja a la perfección esa actitud de los ciudadanos hacia la ciencia. En ella aparece Hawking en su silla de ruedas, frente a los habitantes de Springfield y les dice lo que deberían hacer. Es cuando Homer comenta: “¡Sí, Larry Flynt tiene razón!”.

Lo esperpéntico viene porque confunde al científico con el editor y dueño de ‘Hustler’, una revista pornográfica que no tiene nada que ver con los agujeros negros y la física cuántica. O sí, vaya usted a saber. Al fin y al cabo, dicen que el octavo día, Dios creó a Homer Simpson. Y todos tenemos algo de Homer. Pero Hawking no ha sido el único en asomarse a esta irónica serie.

Otros científicos famosos

Entre ellos, el popular biólogo teórico, paleontólogo y divulgador científico estadounidense Stephen Jay Gould. Un agnóstico que no veía conflicto posible entre ciencia y religión, al ocuparse una de explicar cómo funciona el mundo y la otra de su moral. Fue un acérrimo luchador contra cualquier tipo de pseudociencia y el uso de social de la ciencia como fundamento ideológico del poder. Pocos ignoran su 'tour de force' sociobiológico con el etólogo británico Richard Dawkins.

Incluso aparece en la serie un nobel. En concreto, el Premio Nobel en Química de 1986 Dudley R. Herschbach, por el desarrollo de la dinámica de procesos químicos elementales. Una serie de investigaciones basadas en una técnica de cruce molecular. Dudley hace entrega del nobel al Profesor Frink, el excéntrico científico del pueblo ficticio donde vive la familia Simpson. El motivo, haber devuelto la vida a su padre muerto. Sin comentario. Se trata del mismo Profesor Frink que en uno de los episodios no se le ocurrió otra cosa, para poner calma en una agitada conferencia de científicos, que gritar: “¡El número Pi es exactamente tres!”. Genial.

Tras la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2007 a la revista ‘Nature’, compartido con ‘Science’, cabe preguntarse cuándo aparecerá alguna de ella en la famosa serie amarilla. Demos tiempo al tiempo.

“Mmm... Pi”

Hablando del número pi hay una referencia, ésta protagonizada por Apu cuando, al declarar en un juicio como testigo, el abogado le pregunta si tiene buena memoria. El tendero responde: “Sí, he memorizado el número pi con un millón de decimales”. Para hacer esta cita la redacción de la serie llamó a Caltech, el Instituto Tecnológico de California en Pasadena, quería confirmar si este dato de la millonésima de pi era correcto”. Lo era.

En esa misma escena se oye a Homer decir: “Mmm... Pi” y se ve que empieza a babear. La gracia está en que, en inglés, el número Pi se pronuncia igual que pie, que significa torta. Y conociendo su glotonería, no es de extrañar. (Camarero: ¿Qué desea el señor, un filete o dos? Homer: Ambas cosas)

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
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domingo, 25 de noviembre de 2007


Ciencia y Cine: Simpson y Ciencia [1]


Son como de la familia. No en vano llevan ya entre nosotros veinte años. Los mismos que han cumplido desde que los creó Matt Groening en 1987. Los Simpson, los mejores dibujos animados de todos los tiempos, al decir de muchos. Una serie a la que su humor e inteligencia (“Si cierro los ojos, no tiene porqué estar pasando”), ironía e irreverencia (“Mi personaje de ficción favorito es Dios”), sarcasmo y constantes guiños al espectador (“Ohh Marge, mi gran reina... y Lisa, mi amada princesa... y como olvidarme del niño rata”) y los distintos niveles de lectura que puede ofrecer, hacen que pueda ser disfrutada por todos los públicos. Aunque todos miráramos el mismo episodio, cada uno veríamos uno distinto, en función de nuestra edad y formación.

Además, y motivo por el que viene a esta sección de ‘Ciencia y Cine’, la serie se ha convertido en uno de los mejores programas televisivos de divulgación científica. Así como lo leen y, por supuesto, por méritos propios. Porque ¿En qué otra serie de TV han visto ustedes que aparezca Stephen Hawking, como si fuera lo más natural del mundo? ¿Que un padre regañe a su hija por ir en contra de las leyes de la termodinámica? ¿O que un niño como Bart descubra un cometa, aunque sea por accidente?

Sólo en la famosa familia amarilla de la tele, cuyos miembros demuestran tener unos curiosos conocimientos científicos. Si bien es cierto que no todos por igual. Las cosas como son.

Los cerebros grises

En cualquiera de los casos, ¿de dónde viene este interés simpsoniano por la ciencia? Lógicamente de sus guionistas. Ellos son el nexo entre la familia más popular de Springfield y la ciencia. Algunos tienen formación científica -son licenciados en Física, Matemáticas, etc- y todos comparten la idea de que el humor debe llegar a todas partes, incluida la misma ciencia. Lo que se plasma en bastantes capítulos de la serie, que vienen aderezados con chistes sobre matemáticas, biología o física (“En la vida hay tres tipos de personas: los que saben contar y los que no”).

Los guiños científicos no escasean y aciertan a mostrarlos de una manera que es de agradecer. Ponen especial interés, cuando analizan una cuestión científica, en ofrecer las dos versiones del asunto, para así permitir a los telespectadores formarse su propia opinión. Nada más científico que esta postura, bastante inusual por otro lado, en los medios de comunicación. Un mérito de los guionistas, los grandes olvidados de esta historia, los cerebros anónimos.

Lisa, la escéptica

Un buen ejemplo de lo que les digo es ese capítulo en el que en el que Lisa protesta contra la inclusión del Creacionismo en la escuela. En él, ella afirma que el Creacionismo no es ciencia, sino una credulidad que se ha demostrado, además, errónea. A diferencia de la Teoría de la Evolución, que está sólidamente fundada desde el punto de vista científico. De modo que no están en el mismo plano de racionalidad, por lo que no se pueden ni comparar. Hasta nombra a Juan Pablo II, no les digo más.


No hay que esforzarse mucho para comprender que la niña es la voz de los guionistas, sobre todo en temas científicos. Al decir del propio Groening: “Lisa es la única que, tal vez, sea capaz de encontrar una salida... al menos de la ciudad de Springfield”. Junto a su padre forman los dos extremos de la cultura. Él, un símbolo del estadounidense ignorante (“Lisa, cariño los vampiros no existen, son seres imaginarios como los duendes, los gnomos o los esquimales”) e indolente (“Es mejor ver hacer cosas que hacer cosas”). Ella, tan inteligente, tan sensible y tan racional. Una pequeña Lulú, de sólo ocho años, peinada como una estrella de mar y a la que le gusta tocar el saxo barítono. Un ejemplo de cordura.

La película

Tras el éxito televisivo, lo de la película se veía venir. Y, natural, con carga científica. La trama es ambiental, perdón, medio ambiental. Una parodia del film de Al Gore sobre el cambio climático. En una conferencia que Lisa da -de título “La verdad irritante”, en clara burla al goriano documental-, trata de informar a la población acerca de la realidad de la situación. Como suele ocurrir en la vida, las palabras de la niña no son escuchadas y ella queda como una persona impopular entre sus conciudadanos. No dice lo que ellos quieren oír. Y ya se sabe.

Con motivo del estreno de esta primera película, el jefe de los guionistas de Los Simpson , Al Jean, licenciado en Matemáticas por Harvard, fue entrevistado para la prestigiosa revista científica ‘Nature’, que le dedicó dos páginas. No olvidemos que es la publicación en la que sueñan aparecer todos los científicos del mundo. Todo un reconocimiento. (Continuará)

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
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