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sábado, 11 de octubre de 2008


Ciencia y Cine: Superhéroes y Ciencia


El pasado jueves tuvo lugar la anunciada charla-coloquio en el foro cultural de FNAC de Sevilla. Vaya por delante mi agradecimiento, sobre todo, al público asistente no sólo por su presencia sino por su activa participación; a la propia FNAC y, en concreto, a Manuel Pilar por su interés; a la emisora radiofónica Radiópolis y a Paco Martos, en particular, por la amable presentación que hizo; y a Blogdesuperheroes.es y a su gestor, Álvaro Sánchez Cazorla, culpable de alguna forma, de todo este tinglado. Gracias a todos.

Y yendo a lo que iba, les diré que en ella traté de forma genérica mi particular visión de este imaginario mundo de los superhéroes. Planteé el inicial oxímoron que puede parecer, el hecho de juntar el ficticio mundo del cómic, con la realidad empírica de la ciencia.

Porque, ¿qué tendrán que ver la Genética, la Mecánica Cuántica, la Astronáutica, la Psicología, la Relatividad, la Termodinámica, la Física Nuclear y la Teoría de Enlaces, por decir algunas disciplinas, con Superman, El Chico de Hielo, Batman, La Chica Invisible, La Masa, Spiderman, Cíclope o Ironman?


Por supuesto que mucho, ni que decirlo tengo. Y en demostrarlo empleé el tiempo de la charla. Para ello hice una categorización de los superhéroes, ni exhaustiva ni excluyente, atendiendo al origen de sus superpoderes. Algo más complejo de lo que a primera vista pueda parecer.

Después desarrollé una serie de aspectos -que a la ciencia le podrían interesar de la ciencia-ficción en general y del mundo de los superhéroes en particular- relacionados con los superpoderes. Entre ellos:

1.- ¿Cuál es su origen? ¿Tiene justificación científica su existencia?
2.- ¿Cómo funcionan? Los efectos que producen, ¿se pueden explicar con los principios y leyes conocidos en la naturaleza?
3.- ¿Qué supermateriales aparecen en este mundo? ¿Qué dice la ciencia al respecto de su naturaleza, estructura y propiedades?
4.- ¿Cómo llevan los superhéroes el poseer estos superpoderes? ¿En qué grado afecta a su personalidad la existencia del 'alter ego'?


También apunté otros tantos campos de estudio de este universo superheróico, en el que están trabajando un grupo de alumnos de 'Proyecto Integrado' del IES Hermanos Machado de Sevilla. A saber:

5.- Mitología y ciencia-ficción
6.- Héroes míticos y superhéroes
7.- Magia y ciencia
8.- Superhéroes y filatelia
9.- Superhéroes y música.

Y en esto se pasó el tiempo. Yo me lo pasé bien. El público creo que se quedó con la impronta de que, la mayor parte de los superhéroes son como algunos cuadros: para admirarlos no hay que mirarlos muy de cerca.

Salvo que seas Homer Simpson (“No suelo rezar mucho, pero si existes, ¡sálvame Superman!”. Bueno, ya saben como es el hombre amarillo.
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miércoles, 8 de octubre de 2008


Charla-coloquio: "Superhéroes y Ciencia"

Mañana, jueves 9 de octubre de 2008, Dios mediante, y las ocho de la tarde, daré una charla-coloquio en el foro cultural de FNAC de Sevilla.

Su título "Superhéroes y Ciencia". Sí ha leído bien. El mundo del cómic y los campos del saber de las ciencias, juntos en una charla. Lo que se dice un auténtico oxímoron, y en estado puro. Interesante de entrada.

Ya veremos en qué queda.

Foro de FNAC SEVILLA
Avda de la Constitución, 8
Jueves, 9 de octubre 2008
20:00 h
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lunes, 14 de abril de 2008


Ciencia y Cine: Despedida a Los Simpson


Coincidiendo con su proclamación como mejor serie de televisión de la historia -por la, nada menos que, muy prestigiosa y leída revista 'Empire'-, en este blog hemos decidido darle la despedida.

Sí, como lo leen, y la razón se veía venir. Es más que evidente. En este blog, Los Simpson no están en su nicho natural ¿Qué pintan unos dibujos tan humanos y amarillos (Homer: Yo jamás me disculpo. Lo siento mucho, pero así es mi forma de ser), en medio de tantos superhéroes con superpoderes? Pues nada.

No resisten, lo más mínimo, la comparación. Muy reales los unos y demasiado ficticios los otros. Aunque dibujos todos. Así que, dicho y hecho. La familia de Campo de primavera se muda. Lo hace a http://enroquedeciencia.es, de modo que la despedida no es un adiós, ni siquiera un hasta la vista. Mas bien, un hasta cuando quieran ...
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domingo, 18 de marzo de 2007


Ciencia y Cine: Casablanca

Una extraordinaria historia de amor que transcurre durante la segunda guerra mundial, cuando los nazis dominaban Europa y miles de refugiados huían del yugo alemán. Muchos lo hacían a través de Casablanca. Como el matrimonio formado por el líder de la resistencia francesa Victor Laszlo (Paul Henreid) y su esposa Ilsa Lund (Ingrid Bergman). Una vez en la ciudad, y como otros muchos también, van al “Rick`s Café Americain”, en busca del contacto que les proporcione un salvoconducto. El negocio es propiedad de Rick Blaine (Humphrey Bogart) y en él, su inseparable amigo Sam (Dooley Wilson) toca el piano todos los días. Por supuesto, el corrupto prefecto de policía, Louis Renault (Claude Rains), acude con frecuencia. Sabe lo que se cuece en el mismo. Un grupo peculiar de superhéroes. Una combinación explosiva de sentimientos.

En el Rick´s, Ilsa y Rick se reencuentran. Años atrás fueron amantes y ella lo abandonó. Sin darle ninguna explicación. A pesar de que se amaban. Incomprensible. Un misterio de amor en medio del caos de la guerra. Ha pasado el tiempo, y ella aparece como la señora Laszlo. La mecha está encendida. Aunque él, herido de amor, se ha construido una nueva vida y ella, ahogado su amor por él, se resigna a ser el fiel apoyo de su esposo, entre ellos nada ha cambiado.


Desde la primera escena en que aparecen juntos, todos sabemos que lo suyo, a pesar de los años, sigue vivo. Que por mucho que lo nieguen, los rescoldos de la pasada pasión, han vuelto a avivarse. La leña vuelve a arder. Casablanca. La película de una historia de amor perdido, reencontrado y destinado a perderse otra vez. Casablanca. El mito hecho cine. Una película magnífica.

Con unos diálogos insuperables

RENAULT: Pero, ¿porqué demonios vino a Casablanca?
RICK: Mi salud. Vine a Casablanca a tomar las aguas.
RENAULT: ¿Qué aguas? ¿Las del desierto?
RICK: Bueno, me informaron mal.

ILSA: Rick, ¿quién es?
RENAULT: Bueno, está usted en Rick`s, y Rick es ... un hombre del que yo me enamoraría si fuera mujer. Un ser extraño, misterioso. Así veo yo a Rick. Pero, qué estupidez hablar a una bella mujer de otro hombre.

RICK: De todos los cafés del mundo, tuvo que elegir el mío.

ILSA: El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.
RICK: Un día así no se olvida.
ILSA: No.
RICK: Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul.
ILSA: ¿Ha sido un cañonazo o el corazón que me late?

RICK: Si no subes a ese avión, te arrepentirás. Quizás hoy no, quizás mañana tampoco, pero pronto lo harás y para el resto de tu vida.
ILSA: ¿Y nuestro amor no importa?
RICK: Siempre nos quedará París. No lo teníamos, lo habíamos perdido. Pero lo recuperamos anoche.
Unos superhéroes con unos diálogos magníficos. Ya les advertí. Unos diálogos que forman parte de nuestras vidas.

Y unas anécdotas estupendas

Algunas inciertas. Como la de que el guión era escrito día a día o que nadie en el rodaje conocía el desenlace de la trama. Nada de eso. El guión estaba elaborado desde el primer día hasta el último, si bien el director, Michael Curtiz, insinuó desconocer su final. Una forma como otra, de mantener en tensión a los actores.
A pesar de lo que se dice, tampoco es cierto que se filmara en Marruecos. La película se rodó íntegramente en unos estudios de Hollywood. Pero tan extendida estuvo la credulidad de que se hizo en Casablanca, que esta ciudad se llenaba de turistas deseosos de entrar en el bar de Rick. Un bar que no existía. Que nunca había existido. En vista de la situación, el ayuntamiento, con buen criterio turístico, construyó los dos bares, el de Rick, y el de la competencia, el “Blue Parrot”, y todos los turistas satisfechos.


Hay otra credulidad errónea. La famosa frase de “Tócala otra vez, Sam” nunca es pronunciada por Bogart. En realidad la frase es “Tócala, Sam. Toca ‘El tiempo pasará`” y la dice Ingrid Bergman. Además Wilson, el cantante pianista, sólo la canta y finge tocarla, pues no era pianista. El acompañamiento del instrumento hubo que incorporarlo después.
Por último, sin comentario a la opinión de algunos sobre la última frase de la película “...este puede ser el principio de una gran amistad”. Para ellos es la confirmación de que Casablanca, es una de las primeras películas sobre homosexuales. En fin. Ya saben lo de la infinitud y la estupidez.

Casablanca, una película ganadora de tres Oscar, una grande entre las grandes del celuloide. “As Time Goes By”, una maravilla de tema musical que nos lleva del presente al pasado, para traernos de vuelta al presente, ahogándonos en el whisky de la nostalgia.
You must remenber this,
a kiss is just a kiss,
a sigh is just a sigh,
the fundamental things apply.
As time goes by.

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
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lunes, 15 de enero de 2007


Ciencia y Cine: Soy marxista, tendencia Groucho

Estaba escrita en el muro de Berlín. Era una, entre otras muchas, de las frases que cayeron y desaparecieron con el derribado muro. Pero, a mi entender, ésta, tenía algo de especial. Se me hace que era un bello y magnífico homenaje a un cómico. Alguien de quien en 2007 se cumplen treinta años de su muerte, y que fue mucho más que un cómico.
Julius Henry Marx, “Groucho” Marx. Treinta años sin sonrisa inteligente. Y si fuera sólo eso. Pero no. También sin mucho más.

Sin los pensamientos, del más cínico e insolente de los filósofos. De muestra estos botones:
“A quién va a creer, a mí o a sus propios ojos”.
“No permitiré injusticias ni juego sucio, pero, si se pilla a alguien practicando la corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared... ¡Y daremos la orden de disparar!”.
“Estos son mis principios. Pero, si no le gustan, tengo otros”.
“El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio... si puedes simular eso, lo has conseguido”.

Sin el acoso, del más irreverente de los seductores. En la película “Una noche en Casablanca”, cuando le declara apasionadamente a una de las protagonistas, que es la mujer más hermosa del mundo, y ella le pregunta si es cierto, Groucho replica: “No, pero no me importa mentir si con ello saco algo”. En otra ocasión, también espetó: “No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual”.

Sin el sonido incansable, del charlatán más verborréico. Entre sus perlas dialécticas:
“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte ...”.
“Bueno, el arte es el arte, ¿ no es así? También, por otra parte, el agua es el agua Y el Este es el Este y el Oeste el Oeste, y si tomas arándanos y los conviertes en compota como la de manzanas, saben más parecido a las ciruelas que al ruibarbo. Ahora, uh... Ahora dime lo que sabes”.
“No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo”.

Sin el falso bigotudo, más famoso del mundo. Julius copió de otro comediante el llevar un puro como apoyo de sus escenas y dijo, que fue por casualidad, como ideó su hilarante caminar. “Durante una representación, sentí ganas de divertirme y empecé a andar de una manera rara. La conservé porque al público le gustó”.
Luego vinieron la levita, el enorme bigote pintado, las gafas y su nombre de guerra, Groucho. Un apodo puesto por Art Fisher, porque, decía que, hablaba emitiendo gruñidos. En realidad, sin bigote, levita, gafas y andares Groucho no era reconocido por la gente. Entonces sólo era Julius Henry Marx, un ciudadano muy parecido a los demás.

Sin toda una estrella del teatro. Donde llegó a declarar: “No estoy seguro de cómo me convertí en comediante o actor cómico. Tal vez no lo sea. En cualquier caso me he ganado la vida muy bien durante una serie de años haciéndome pasar por uno de ellos”.
“He disfrutado mucho con esta obra de teatro... especialmente en el descanso”.

Sin la presencia, del más infiel de los amantes. En “Un día en las carreras”, película en la que se pasa yendo detrás de casi todas las mujeres que encuentra, se defiende ante su prometida diciendo: “¿Que por qué estaba con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho me recuerda a ti más que tú misma”.
De él es la archiconocida: “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”

Sin un ocurrente actor de radio y televisión. Con plena vigencia hoy día. Vean si no:
“Yo encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa, me marcho a otra habitación y leo un buen libro”.
Y toda una leyenda del cine que, consciente del papel de la mujer, nos suelta: “En esta industria, todos sabemos que detrás de un buen guionista hay siempre una gran mujer, y que detrás de ésta está su esposa”. O no.
Ya que, otro sí, espeta: “Nunca voy a ver películas donde el pecho del héroe es mayor que el de la heroína”.

Y todo esto sin olvidar su faceta como escritor. De su ostrario particular:
“Desde el momento en que cogí su libro hasta que lo solté no pude dejar de reír. Algún día pienso leerlo”.
“Leer mi biografía es tan estúpido como escribirla”.
“Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer”.

Todo esto fue Groucho Marx, un genial cómico judío de principios del siglo pasado. Cuentan que, cuando le dijeron que en cierta piscina no admitían judíos comentó: “Mi hijo es medio judío, ¿puede meterse hasta las rodillas?”
Entre su humor y nosotros, la Segunda Guerra Mundial, el Once de Setiembre, nuestro Once nacional ... Mucho sucedido como para que su fina e hiriente ironía fuera aceptada y tolerada hoy. Por eso, yo también, soy marxista, tendencia Groucho.

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
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sábado, 21 de octubre de 2006


Ciencia y Cine: ¿Séptimo arte?

Si bien en la Antigüedad las artes estaban simbolizadas por las nueves musas de las Artes y las Ciencias, en su Enciclopedia, el filósofo D. Diderot, sólo llega a mencionar cuatro: arquitectura, escultura, pintura y grabado. Una clasificación que modificó poco después el filósofo alemán G. Hegel, y que es la que existe en la actualidad, a saber: arquitectura, escultura, pintura, música, danza y poesía. Nada más. Ésta es la lista oficial. Sólo seis, ni una más. Pero todos sabemos que al cine se le denomina “séptimo arte” ¿Cómo se explica esta paradoja?

Canudo y el cine

La citada expresión apareció por primera vez en 1911, en el Manifiesto de las siete artes de R. Canudo, un pionero en el campo de la crítica y de la teoría cinematográfica que anticipó la llegada del sonido y el color a la pantalla. Entre, y a pesar de, los recelos intelectuales e intelectualoides de la época, Canudo, reconoció en el cine un arte. Aún inmaduro para la teoría, un arte neonato, pero un arte. Para él, las artes fundamentales eran sólo la arquitectura y la música. De modo que la pintura y la escultura complementaban a la primera, la poesía era el esfuerzo de la palabra y la danza lo era de la carne, para convertirse en música. Muy imaginativo y sugerente. Y por supuesto el cine era, pues, la culminación de los otros seis artes. El séptimo arte. Casi nada. Un puesto que, ya lo habrán captado, ni es oficial, ni está reconocido, pero que ahí está. Total que más da, es sólo cine (“¿El cine es un arte? ¡Y eso qué puede importar!”. J. Renoir).

Octavo, noveno y décimo arte

Después de esto, era de esperar lo que iba a ocurrir. Pronto llegaron nuevos autoinvitados a la lista artistera. Empezó la televisión, que pasa por ser el octavo arte, sin que nadie haya reivindicado ese honor. Sencillamente un día apareció escrito en algún lado. Y hasta hoy. Todo el mundo lo ha aceptado, aunque nadie lo propuso. Estas cosas pasan. Por contra, el tebeo, que ocupa la novena posición, sí tiene autoría. Bien dicho, doble autoría: R. Goscinny, uno de los padres de Asterix, y F. Lacassin. Lógico, claro. Lo del décimo arte está más complicado, verán. Tal honor se lo disputan en la actualidad, y de forma muy reñida, tres aspirantes: los creadores de videojuegos, los artistas digitales y los amantes del aeromodelismo. Un problema de sensibilidad artística. Estas cosas pasan también.

Escrito por Carlos Roque Sánchez(croque@supercable.es)
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lunes, 28 de agosto de 2006


Ciencia y Cine: El meteorito de Bart

Se suele pensar de los meteoritos que son unos cuerpos celestes muy veloces e incandescentes. Una idea muy extendida pero, no por ello siempre cierta. En realidad se trata de un error. Uno de esos desatinos a los que, por desgracia, han contribuido, y en buena medida, las superproducciones cinematográficas de Hollywood. Como también lo es, el incorrecto uso que se hace en estos grandes filmes de ciertos términos astronómicos. Unas incorrecciones poco comprensibles si tenemos en cuenta los altos presupuestos económicos que se manejan en este tipo de películas y, las declaraciones de sus productores que afirman gozar de un perfecto asesoramiento científico. El caso es que hacen un flaco favor a la, ya de por sí precaria, cultura científica que goza nuestra sociedad. Se merecen un “Multiplícate por cero”, Bart dixit.

Por eso resulta muy sorprendente que, lo que no hace una superproducción cinematográfia, sí se haga en un episodio televisivo de la serie de dibujos animados Los Simpson. Me refiero a ese capítulo en el que, Bart, descubre un meteoro que puede colisionar con la Tierra y llama al observatorio de Springfield para confirmar su descubrimiento, dando sus coordenadas. No sólo se trata del procedimiento usual entre los aficionados, sino que emplea la jerga correcta para facilitar la posición del cuerpo celeste. Al principio, mientras el meteoro avanza por la atmósfera terrestre resistiéndose a su fricción, el pánico cunde entre la población. Después, al contactar con la densa polución de la ciudad y terminar desintegrándose en pequeños fragmentos, vuelve la calma. Uno de ellos cae, suavemente, al suelo, junto a Bart. El crío recoge el meteorito y lo guarda en su mochila. Está frío. Es perfecta y simpsonera divulgación científica. De hecho, en algunas revistas de astronomía pusieron este capítulo como modelo educativo a seguir. “La clase de ciencia no debe terminar en tragedia”, de nuevo Bart dixit.

Aunque en el capítulo no lo cuentan, conviene recordar que de las muchas rocas que viajan por el Sistema Solar, algunas son atraídas por el campo gravitatorio terrestre. Se las conocen como meteoroides. Si logran penetrar en nuestra atmósfera, debido a la fricción con el aire, se calientan y entonces decimos que son estrellas fugaces. De modo que una estrella fugaz, ni es una estrella, ni es un pequeño cometa. Si debido a ese alto calentamiento llegan a encenderse, se convierten en meteoros. Y si terminan impactando con el suelo, entonces, son meteoritos, de los que algunos pueden llegar suavemente y sin arder. Como el de Bart.

Escrito por Carlos Roque Sánchez(croque@supercable.es)
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