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domingo, 20 de abril de 2008


Ciencia y Cine: Mr. Fantástico [4]

Dejamos la anterior entrega con algunas de las dificultades que encontraba la ciencia para explicar, mediante un método térmico, la extraordinaria superelasticidad del Dr. Richards. Y lo eso no era lo peor, porque la cosa no quedaba ahí. Existen otras limitaciones físicas.

Para empezar todos sabemos que los cuerpos aumentan su tamaño, se dilatan, cuando aumenta su temperatura, cuando se calientan ¿Qué magnitudes y leyes físicas intervienen en este proceso? Pues depende.



Un coeficiente para cada estado

En gases y líquidos, se suele usar el coeficiente de dilatación volumétrico (αV), que se obtiene comparando el valor de dicha magnitud antes y después de cierto cambio de temperatura; viene dado por la expresión:


En el caso de los sólidos, se suele usar el coeficiente de dilatación lineal (αL ) que, para una dimensión lineal cualquiera vale:


Para la mayoría de sólidos, en las situaciones prácticas de interés, el coeficiente de dilatación volumétrico resulta ser más o menos el triple del coeficiente de dilatación lineal:


¿Tenemos entonces una explicación termodinámica para las deformaciones de Mr. Fantástico? Pues va a ser que no. Basta realizar unos cálculos para darnos cuenta de ello.

Una dilatación imposible

Pero antes nos queda por conocer un detalle más de este fenómeno. En el tamaño final de un cuerpo dilatado influyen:
a) el tamaño inicial,
b) el coeficiente de dilatación y
c) la variación de temperatura que experimente. De modo que a igualdad de estos dos últimos, los cuerpos se dilatan tanto más, cuanto mayor es su tamaño inicial. Por ejemplo, la longitud que adquirirá un cuerpo viene dada por la expresión:


donde: α es el coeficiente de dilatación lineal; L0 es la longitud inicial; L es la longitud final; T0 es la temperatura inicial; y T es la temperatura final.

Echando números, a una barra de hierro de medio metro (0,5 m) que se encontrara a quince grados Celsius (15 ºC), deberíamos calentarla hasta los 84.000 ºC, para que su longitud fuera de ¡un metro 1 m)! Así que nuestro Dr Richards, que se estira kilómetros, la temperatura a la que se tendría que poner sería... Bueno mejor ni la calculamos. No sobreviviría.

Preguntas sin respuesta

¿Cómo logra elevar su propia temperatura?
¿A través de que procedimiento?
¿Dónde está el foco que aporta la energía necesaria?
¿Qué tipo de energía es?
¿Bajo que forma se presenta?

Demasiadas preguntas sin respuestas como para poder aceptar, desde el punto de vista de la ciencia, a este maleable superpoder. Mala ciencia-ficción, en definitiva. Y precisamente en uno de los más inteligentes y científicamente preparados de los superhéroes. Quien lo hubiera dicho y pensado de la Marvel. Lamentable pero es así. Estas cosas pasan.

Les decía uno de los más, porque se me ha venido a la memoria el genial ingeniero electrónico Tony Stark y su ‘alter ego’, el “armado” superhéroe Iron Man. Al que habrá que dedicarle pronto un ‘ciencia y cine’, dado lo inminente que está su estreno cinematográfico. Otro marveliano superhéroe en pantalla.

7 comentarios en Ciencia y Cine: Mr. Fantástico [4]:

Anónimo dijo...

"Mala ciencia-ficción, en definitiva. Y precisamente en uno de los más inteligentes y científicamente preparados de los superhéroes."

La buena ciencia ficción no es aquella que puede ser explicada con las leyes físicas y científicas del mundo real, sino aquella que guarda una coherencia interna en el mundo ficticio y ficcional que se ha creado. De ahí lo de ciencia-ficción.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el anterior comentario. Es interesante dar un enfoque cientifico a los superheroes pero es lamentable juzgarlos en base a que las posibilidades no sean reales.

Carlos Roque Sánchez dijo...

Siento discrepar. El grado de bondad de un relato de ciencia-ficción está relacionado, precisamente, con el tanto por ciento de sus hipotéticos contenidos que dejan de serlo al convertirse en logros, bien sean éstos científicos o tecnológicos.
Por eso se llama ciencia-ficción. Si no estaríamos hablando de otra clase de ficción.

El mundo ficticio, por lo que le toca de simulación o apariencia, no tiene porqué guardar coherencia alguna.

Porque es interesante analizar, desde el punto de vista de la ciencia, a los superhéroes, no nos debe sorprender que unos tengan una base científica mayor que otros. Es lo normal. Ni sorprender ni, mucho menos, lamentar. Al fin y al cabo, son sólo cómics. Una superdiversión.

Gracias christian y anónimo por vuestros comentarios.

Fedra dijo...

De acuerdo. Sin embargo, pienso que si sometemos a la rigurosidad científica a cada super talento perderíamos algo de lo FANTÁSTICO.

Carlos Roque Sánchez dijo...

No le digo que no, Fedra. Puede que tenga razón.

Anónimo dijo...

Cuando dices esto: El grado de bondad de un relato de ciencia-ficción está relacionado, precisamente, con el tanto por ciento de sus hipotéticos contenidos que dejan de serlo al convertirse en logros, bien sean éstos científicos o tecnológicos.

No buscas un escritor o un guionista buenos... Buscas un científico o mejor aún buscas un visionario... Y de esos... pocos...

Verne es un visionario y Asimov un científico. Pero Herbert no es ni lo uno ni lo otro y yo diría que DUNE, desafiando cualquier explicación científica, es ciencia-ficción de primer orden.

Carlos Roque Sánchez dijo...

En fin, Christian, si lo dices tú.
Acerca de Verne, Asimov y Herbert, pues eso, una opinión más a tener en cuenta.

Gracias.

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