(Continuación). Sí, claro que hay más propiedades. Ahora una que está relacionada con el cambio de estado de agregación que le hace Magneto al adamantium de Lobezno, al pasarlo de estado sólido a líquido (fusión). Un efecto térmico que logra, al someterlo a la enorme intensidad de su potente campo electromagnético, que le transmite la energía suficiente como para que se funda.
Luego es una causa de naturaleza electromagnética la que actúa sobre el adamantium, que tendría que tener, entonces y también, la misma naturaleza para interaccionar con él. O lo que es lo mismo, el adamantium es un conductor eléctrico ¿Qué tiene que decir la ciencia de todo esto? ¿Tienen los materiales covalentes esta naturaleza? Para entendernos, ¿son conductores de la electricidad las sustancias covalentes?
Por otro lado, ya en el veinticinco aniversario de la primera aparición lobezna, el adamantium volvía de nuevo a las imprentas en Wolverine #145 (diciembre, 1999). Y con él una novedad, al manifestar Marvel que se trataba de un metal. Un momento. Entonces, ¿todo lo que hemos visto sobre su carácter covalente…?
Como pueden ver, no escasean los problemas científicos en este mundo adamantino. Mas, nosotros, tranquilos. Como siempre. Yendo por partes. Sin prisa. Pero sin pausa.
Por la infortunada experiencia con Magneto sabemos que se derrite. Una esperada consecuencia de un efecto conocido como efecto Joule, que produce la electricidad en aquellos materiales que la conducen. Pero nunca en aquellos que no la conducen como, por ejemplo, los covalentes.
En efecto. Si recordamos lo fuertemente localiza¬dos que están los electrones en las regiones internucleares de los átomos enlazados y su nula movilidad, las sustancias covalentes no pueden manifestar conductividad eléctrica. Ni ellos ni tampoco sus disoluciones, dicho sea de paso.
Lo que se traduce en que el adamantium no es un conductor de la electricidad. Por el contrario es un dieléctrico. De hecho, el mejor dieléctrico que podría existir. Un verdadero aislante eléctrico, dado el extremo valor del enlace entre sus átomos. Luego sería inmune a los ataques electromagnéticos de Magneto y no se fundiría.
Pero como no lo es y se derrite, el adamantium no puede ser covalente y por lo que sabemos, la ciencia dice que debería ser un metal. Que es precisamente lo que dice Marvel. Lo que nos viene bien pero, por desgracia, no puede ser, ahora que lo pienso, dada su gran resistencia mecánica, impropia de los metales. Se lo advertí, había problemas.
Según éste, los metales estarían constituidos por una red de iones positivos en estado de vibración, rodeados por una nube colectiva de electrones de valencia, con plena libertad de movimiento, que interviene como cemento de unión de los iones, conformando el cristal metálico.
Así pues, la característica de los electrones en los metales es su movilidad, su deslocalización, la posibilidad de ocupar múltiples niveles energéticos muy próximos entre sí. Gracias a ella los metales son conductores de la electricidad, y se ven influidos por los campos electromagnéticos.
Con esta información, si el adamantium es un metal, la ciencia podría justificar lo que Magneto le hace a Lobezno. Y aún más. Dado que los enlaces metálicos no se establecen en una dirección única como los covalentes (se dice que son no direccionales), también podría explicar su gran maleabilidad e, incluso, su baja densidad, imposibles si fuera covalente. Una naturaleza que, sin embargo, sí justificaría su gran resistencia.
Entonces con qué nos quedamos, ¿covalente o metálico? ¡Ay, adamantium! ¡Cuántos disgustos me das! (Continuará).
Luego es una causa de naturaleza electromagnética la que actúa sobre el adamantium, que tendría que tener, entonces y también, la misma naturaleza para interaccionar con él. O lo que es lo mismo, el adamantium es un conductor eléctrico ¿Qué tiene que decir la ciencia de todo esto? ¿Tienen los materiales covalentes esta naturaleza? Para entendernos, ¿son conductores de la electricidad las sustancias covalentes?
Por otro lado, ya en el veinticinco aniversario de la primera aparición lobezna, el adamantium volvía de nuevo a las imprentas en Wolverine #145 (diciembre, 1999). Y con él una novedad, al manifestar Marvel que se trataba de un metal. Un momento. Entonces, ¿todo lo que hemos visto sobre su carácter covalente…?
Como pueden ver, no escasean los problemas científicos en este mundo adamantino. Mas, nosotros, tranquilos. Como siempre. Yendo por partes. Sin prisa. Pero sin pausa.
Por la infortunada experiencia con Magneto sabemos que se derrite. Una esperada consecuencia de un efecto conocido como efecto Joule, que produce la electricidad en aquellos materiales que la conducen. Pero nunca en aquellos que no la conducen como, por ejemplo, los covalentes.
En efecto. Si recordamos lo fuertemente localiza¬dos que están los electrones en las regiones internucleares de los átomos enlazados y su nula movilidad, las sustancias covalentes no pueden manifestar conductividad eléctrica. Ni ellos ni tampoco sus disoluciones, dicho sea de paso.
Lo que se traduce en que el adamantium no es un conductor de la electricidad. Por el contrario es un dieléctrico. De hecho, el mejor dieléctrico que podría existir. Un verdadero aislante eléctrico, dado el extremo valor del enlace entre sus átomos. Luego sería inmune a los ataques electromagnéticos de Magneto y no se fundiría.
Pero como no lo es y se derrite, el adamantium no puede ser covalente y por lo que sabemos, la ciencia dice que debería ser un metal. Que es precisamente lo que dice Marvel. Lo que nos viene bien pero, por desgracia, no puede ser, ahora que lo pienso, dada su gran resistencia mecánica, impropia de los metales. Se lo advertí, había problemas.
El adamantium es un metal
Es la última de Marvel sobre el “indomable” material (procede del griego adamas, indomable). Dicho lo cual, veamos ahora lo que dice la ciencia. Para intentar explicar cómo es que los átomos de un metal se unen, los científicos han ideado, como para las sustancias covalentes, un modelo: el modelo de enlace metálico.Según éste, los metales estarían constituidos por una red de iones positivos en estado de vibración, rodeados por una nube colectiva de electrones de valencia, con plena libertad de movimiento, que interviene como cemento de unión de los iones, conformando el cristal metálico.
Así pues, la característica de los electrones en los metales es su movilidad, su deslocalización, la posibilidad de ocupar múltiples niveles energéticos muy próximos entre sí. Gracias a ella los metales son conductores de la electricidad, y se ven influidos por los campos electromagnéticos.
Con esta información, si el adamantium es un metal, la ciencia podría justificar lo que Magneto le hace a Lobezno. Y aún más. Dado que los enlaces metálicos no se establecen en una dirección única como los covalentes (se dice que son no direccionales), también podría explicar su gran maleabilidad e, incluso, su baja densidad, imposibles si fuera covalente. Una naturaleza que, sin embargo, sí justificaría su gran resistencia.
Entonces con qué nos quedamos, ¿covalente o metálico? ¡Ay, adamantium! ¡Cuántos disgustos me das! (Continuará).
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