
Algo nada probable desde el punto de vista de la ciencia, por no decir imposible. Por más que he leído, no he encontrado nada al respecto. Y por más que me lo he imaginado, tampoco llego a concebirlo. Confieso mis limitaciones. Para mí que tal material no puede existir. O al menos es muy poco probable. Un material ficticio por tanto.
Esto es lo que tiene el mundo de los superhéroes, que como se mueve en la frontera del conocimiento, más allá de lo posible y cerca del precipicio de lo comprobable, corre el riesgo de precipitarse. Por eso lo llaman ciencia- ficción, para no llamar a engaño. Porque los que así lo pretenden lo denominan magia. Por si pueden engañar.
Aunque yo no me fiaría del todo, de esta diferenciación que les hago.
Las leyes de Clarke
Sobre todo porque así nos lo advirtió el escritor británico A. C. Clarke (1917-2008), destacado novelista y divulgador científico, con sus tres leyes:
- Más agresiva, la Segunda ley de Clarke reza: “La única manera de encontrar los límites de lo posible es yendo más allá de esos límites y adentrarse en lo imposible”.
- Y la más popular y citada de ellas, la Tercera ley de Clarke: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
Aunque no voy a entrar en ellas, advertido queda acerca de lo imposible, lo improbable y lo mágico. No se puede decir más con menos. O cuando menos es más.
Y hasta aquí
Bueno, creo que por ahora, de adamantium ya estamos bien servidos. Salvo que ustedes dispongan lo contrario y quieran que les aporte alguna información más, que por ahí anda. Ya saben donde me tienen y que lo haría con gusto.
Analizando ambos materiales pienso que no. Más que nada por la capacidad del vibranium de absorber la energía sonora, sin que ese proceso le inestabilice. Algo que le hace casi indestructible. Si a esto le unimos la “fortaleza” de su aleación con el acero, definitivamente no. Es más que probable que el escudo de “Capi” sea lo más de lo más en el mundo de los superhéroes. Nada se puede contra él. (Continuará).