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sábado, 4 de octubre de 2008


Ciencia y Cine: To be or not to be: that is the question [5]

(Continuación) Así pues el dichoso adamantium marveliano tendría que ser un material covalente, con propiedades como ser dieléctrico, denso, muy resistente y nada maleable, a la vez que un material metálico, con propiedades como ser conductor eléctrico, ligero, resistente y maleable. De modo que el material más fuerte del 'Universo Marvel' debe combinar, de alguna manera, las propiedades de los metales con las propias de las sustancias covalentes.

Algo nada probable desde el punto de vista de la ciencia, por no decir imposible. Por más que he leído, no he encontrado nada al respecto. Y por más que me lo he imaginado, tampoco llego a concebirlo. Confieso mis limitaciones. Para mí que tal material no puede existir. O al menos es muy poco probable. Un material ficticio por tanto.

Esto es lo que tiene el mundo de los superhéroes, que como se mueve en la frontera del conocimiento, más allá de lo posible y cerca del precipicio de lo comprobable, corre el riesgo de precipitarse. Por eso lo llaman ciencia- ficción, para no llamar a engaño. Porque los que así lo pretenden lo denominan magia. Por si pueden engañar.

Aunque yo no me fiaría del todo, de esta diferenciación que les hago.

Las leyes de Clarke
Sobre todo porque así nos lo advirtió el escritor británico A. C. Clarke (1917-2008), destacado novelista y divulgador científico, con sus tres leyes:

- Primera ley de Clarke dice: “Cuando un científico famoso, pero ya de edad, dice de algo que es posible, es casi seguro que esté en lo cierto. Cuando dice que es imposible, probablemente se equivoca”.

- Más agresiva, la Segunda ley de Clarke reza: “La única manera de encontrar los límites de lo posible es yendo más allá de esos límites y adentrarse en lo imposible”.

- Y la más popular y citada de ellas, la Tercera ley de Clarke: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.

Aunque no voy a entrar en ellas, advertido queda acerca de lo imposible, lo improbable y lo mágico. No se puede decir más con menos. O cuando menos es más.

Y hasta aquí
Bueno, creo que por ahora, de adamantium ya estamos bien servidos. Salvo que ustedes dispongan lo contrario y quieran que les aporte alguna información más, que por ahí anda. Ya saben donde me tienen y que lo haría con gusto.

No quiero sin embargo finalizar esta entrega, sin dar respuesta en esta tribuna pública a una pregunta privada, que hace unos días me hizo un estudiante de Física. Quería saber si las garras de Lobezno podrían romper el escudo del Capitán América. O lo que es lo mismo, si el adamantium era más fuerte que la aleación de acero y vibranium. Una buena pregunta, de difícil respuesta.

Analizando ambos materiales pienso que no. Más que nada por la capacidad del vibranium de absorber la energía sonora, sin que ese proceso le inestabilice. Algo que le hace casi indestructible. Si a esto le unimos la “fortaleza” de su aleación con el acero, definitivamente no. Es más que probable que el escudo de “Capi” sea lo más de lo más en el mundo de los superhéroes. Nada se puede contra él. (Continuará).
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sábado, 27 de septiembre de 2008


Ciencia y Cine: Una propiedad más [4]

(Continuación). Sí, claro que hay más propiedades. Ahora una que está relacionada con el cambio de estado de agregación que le hace Magneto al adamantium de Lobezno, al pasarlo de estado sólido a líquido (fusión). Un efecto térmico que logra, al someterlo a la enorme intensidad de su potente campo electromagnético, que le transmite la energía suficiente como para que se funda.

Luego es una causa de naturaleza electromagnética la que actúa sobre el adamantium, que tendría que tener, entonces y también, la misma naturaleza para interaccionar con él. O lo que es lo mismo, el adamantium es un conductor eléctrico ¿Qué tiene que decir la ciencia de todo esto? ¿Tienen los materiales covalentes esta naturaleza? Para entendernos, ¿son conductores de la electricidad las sustancias covalentes?

Por otro lado, ya en el veinticinco aniversario de la primera aparición lobezna, el adamantium volvía de nuevo a las imprentas en Wolverine #145 (diciembre, 1999). Y con él una novedad, al manifestar Marvel que se trataba de un metal. Un momento. Entonces, ¿todo lo que hemos visto sobre su carácter covalente…?

Como pueden ver, no escasean los problemas científicos en este mundo adamantino. Mas, nosotros, tranquilos. Como siempre. Yendo por partes. Sin prisa. Pero sin pausa.

El adamantium se funde
Por la infortunada experiencia con Magneto sabemos que se derrite. Una esperada consecuencia de un efecto conocido como efecto Joule, que produce la electricidad en aquellos materiales que la conducen. Pero nunca en aquellos que no la conducen como, por ejemplo, los covalentes.

En efecto. Si recordamos lo fuertemente localiza¬dos que están los electrones en las regiones internucleares de los átomos enlazados y su nula movilidad, las sustancias covalentes no pueden manifestar conductividad eléctrica. Ni ellos ni tampoco sus disoluciones, dicho sea de paso.

Lo que se traduce en que el adamantium no es un conductor de la electricidad. Por el contrario es un dieléctrico. De hecho, el mejor dieléctrico que podría existir. Un verdadero aislante eléctrico, dado el extremo valor del enlace entre sus átomos. Luego sería inmune a los ataques electromagnéticos de Magneto y no se fundiría.

Pero como no lo es y se derrite, el adamantium no puede ser covalente y por lo que sabemos, la ciencia dice que debería ser un metal. Que es precisamente lo que dice Marvel. Lo que nos viene bien pero, por desgracia, no puede ser, ahora que lo pienso, dada su gran resistencia mecánica, impropia de los metales. Se lo advertí, había problemas.

El adamantium es un metal
Es la última de Marvel sobre el “indomable” material (procede del griego adamas, indomable). Dicho lo cual, veamos ahora lo que dice la ciencia. Para intentar explicar cómo es que los átomos de un metal se unen, los científicos han ideado, como para las sustancias covalentes, un modelo: el modelo de enlace metálico.

Según éste, los metales estarían constituidos por una red de iones positivos en estado de vibración, rodeados por una nube colectiva de electrones de valencia, con plena libertad de movimiento, que interviene como cemento de unión de los iones, conformando el cristal metálico.

Así pues, la característica de los electrones en los metales es su movilidad, su deslocalización, la posibilidad de ocupar múltiples niveles energéticos muy próximos entre sí. Gracias a ella los metales son conductores de la electricidad, y se ven influidos por los campos electromagnéticos.

Con esta información, si el adamantium es un metal, la ciencia podría justificar lo que Magneto le hace a Lobezno. Y aún más. Dado que los enlaces metálicos no se establecen en una dirección única como los covalentes (se dice que son no direccionales), también podría explicar su gran maleabilidad e, incluso, su baja densidad, imposibles si fuera covalente. Una naturaleza que, sin embargo, sí justificaría su gran resistencia.

Entonces con qué nos quedamos, ¿covalente o metálico? ¡Ay, adamantium! ¡Cuántos disgustos me das! (Continuará).
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sábado, 20 de septiembre de 2008


Ciencia y Cine: Más propiedades del Adamantium [3]

(Continuación) Desde el punto de vista de la ciencia hay varias dificultades para entender el comportamiento de este material. Hemos de saber que la resistencia de cualquier material depende no sólo, ni tanto, de la clase de átomos que lo forman, como del tipo de enlace mediante el que están unidos.

Conforme más fuerte sea este enlace, más resistente será el material. Y como se trata de un material muy resistente, sus átomos estarán unidos por el enlace más fuerte conocido. Luego el adamantium ha de ser…

… Un material covalente
Sabemos que el más fuerte de los conocidos es el enlace covalente. Por él los átomos se unen entre sí debido al hecho de compartir sus electrones de la capa más externa. De esta manera cada par de electrones (2e-) supone un nexo de unión entre ellos o enlace covalente, y a las sustancias así formadas se las denomina sustancias covalentes.

Según este modelo de enlace covalente, los electrones compartidos están fuertemente retenidos en las regiones internucleares de los átomos enlazados, atraídos electros¬táticamente por las cargas positivas de los núcleos. No se pueden mover de ahí, por lo que se dice que están localizados. Y sus uniones, los enlaces covalentes, se producen en una dirección única, lo que se conoce como enlaces direccionales.

Pues ya está. Si es covalente, que es lo que en principio parece estar claro, se podría explicar la primera de las propiedades comentadas: su legendaria resistencia, que ya no indestructibilidad. Un fenómeno que vendría derivado de la inmovilidad de sus electrones de enlace y de la extremada fuerza de unión entre sus átomos. Bien, tampoco es así exactamente, pero seremos algo permisivo con esta propiedad, y pasaremos de puntilla por ella. Al menos por ahora, aunque ya adelantamos que no se conoce ninguna sustancia covalente con tal valor de resistencia. Pero bueno, el adamantium, de existir, tendría que ser una sustancia covalente. Veamos otra propiedad.

El adamantium es ligero
La anteriormente comentada idoneidad guerrera del adamantium, se ve incrementada con otra de las propiedades ya que, según parece, se trata de un material liviano. Una cualidad que le confiere ligereza a los objetos que se construyan con él. De modo que, al ser menos pesados que los construidos con acero o hierro, darán ventaja a sus dueños. Aunque no lo mencionan, la idea es que el adamantium es un material de baja densidad.

Y aquí tenemos un problema. Esta propiedad no es factible si se trata de un material covalente. Y por desgracia no podemos ser permisivo con la ligereza, como antes lo fuimos con la resistencia. Es evidente que la extrema fuerza del enlace hará que este material sólido muestre, muy probablemente, una densidad también extrema. Lo que se traducirá en que de liviano no tendrá nada de nada. Por el contrario será muy denso, por tanto, muy pesado y, por ende, poco fácil de manejar. No, visto así, no puede ser covalente. Ya les advertí. Y esto no es todo. Hay más propiedades.

El adamantium es manejable
Muy manejable. Lo que posibilita que se puedan crear armas con él, de hojas extremadamente afiladas y capaces de atravesar cualquier material. Una condición muy valorada en este mundo tan agresivo. Se trata de una de las propiedades mecánicas que tienen ciertos metales y aleaciones, la de la maleabilidad.

Sí, ha leído bien, metales y sus aleaciones. La maleabilidad es una propiedad que exige que los enlaces existentes en el material sean no direccionales, para así posibilitar su fácil manipulación, como ocurre con los metales. Pero los del covalente son direccionales. Entonces, tampoco esta propiedad se explica si el adamantium es un material covalente, porque ha de ser un metal. Mal asunto.

Adivino lo que está pensando, ¿hay más propiedades? (Continuará).
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viernes, 12 de septiembre de 2008


Ciencia y Cine: Propiedades del Adamantium [2]

(Continuación) Comenzamos esta entrega, con el estudio de las adamantinas propiedades. De entrada nos dicen que es un material indestructible, ligero y manejable. Unas cualidades éstas que bien pueden guardar relación, con algunas propiedades físico-químicas de los materiales. Por lo que pueden ser motivo de análisis científico. Aquí hay faena blogera. También nos hablan de una singular cualidad: su alta capacidad receptora a la magia, que la dota de propiedades no naturales que potencian todas las demás. En esta ocasión, como comprenderán, la ciencia tiene poco o nada que decir.

Pues bien, sin más. Veamos qué cuentan los laboratorios Marvel y lo compararemos con lo que dice la ciencia en la actualidad, acerca de ellas. Así funciona la racionalidad.

El adamantium es indestructible
Según nos dicen, dada su poderosa estructura molecular (estructura que por cierto no describen), el adamantium es en teoría indestructible. Se están refiriendo con el calificativo, a su sobrenatural resistencia para no verse afectado por nada conocido. Por eso resulta ser un material idóneo para la fabricación de armas, armaduras y todo tipo de objetos bélicos propios de estos personajes. Es como aparece, cinco años después de hacerlo en la coraza externa de Ultron, en The Incredible Hule #181 (noviembre, 1974), formando parte ahora del esqueleto y las garras retráctiles del mutante Wolverine.

Pero antes de ver qué dicen disciplinas académicas como ‘Ingeniería mecánica’ e ‘Ingeniería estructural’ al respecto, nos tenemos que detener en un detalle sorprendente. Lo de la indestructibilidad, sólo lo dicen de entrada. Después resulta que no es para tanto, pues hablan de que sí se puede alterar si se emplea un “Reordenador Molecular”. De modo que la misma tecnología responsable de crearlo y moldearlo, es capaz de desintegrarlo, ¿entonces lo de indestructible a qué viene? Sorprendente.

Y más, porque no dicen qué tipo de aparato es, ni cómo funciona, ni cual es su fundamento científico. Nada de nada. Bueno, esto ya no es tan sorprendente, al fin y al cabo es un cómic. No me pregunten qué es este organizador molecular, porque científicamente no existe. Al menos, yo no he oído hablar de él.

Más talones de Aquiles
Y no queda aquí la cosa. El adamantio ha demostrado a lo largo de su historia, tener otros varios talones de Aquiles, en su supuesta resistencia a todo. Puntos débiles en su naturaleza y estructura físico-química, que ponen en duda su status de inalterable indestructible. Veamos algunos.

En cierta ocasión, el Hombre Maravilla logró destruir la cabeza de Ultrón, compuesta de adamantium, con tan sólo concentrar sus poderosos golpes en esta parte del robot. Otro incidente, que cuestiona la invulnerabilidad adamantina, tiene que ver con Hulk. En Ultimates vol 1. #5, La Masa logra romper una aguja hecha de adamantium, y no sería ésta su única travesura. En el primer número de la miniserie Ultimate Wolverine vs. Hulk, éste lo parte por la mitad. Le arranca ambas piernas a Wolverine en el fragor del combate ¡No puede ser!, me dirá usted ¡Su esqueleto está constituido por el inmutable adamantium! No podrá ser, pero es.

Aunque hay que decir que, en esta ocasión, Marvel Comics se porta. Y aunque no ofrece una explicación científica a semejante incongruencia, sí tiene una buena salida. Apunta la idea de que, si bien los huesos son de este material, las articulaciones no. Y por tanto son rompibles. Estarán conmigo en que la salida es buena. Hay que reconocerlo. Todos los anteriores son ejemplos de Mecánica frente a Química.

Y otros más

También los hay de Electromagnetismo frente a Química. Magneto, el mutante dueño y señor del magnetismo, deja en evidencia la indestructibilidad adamantina al mostrar su control sobre ella. Lo consigue conectándose con el esqueleto de Wolverine y elevando, mediante el efecto Joule, su temperatura. Lo suficiente como para licuar el adamantium. Después se limita a extraérselo, dejándolo como un simple humano. Simple y sencillo.

Y como ya sabemos por anteriores entregas, el vibranium del escudo del Capitán América es otro material que es capaz de destruir el adamantium. En concreto, el vibranium de la Antártida produce unas radiaciones que funden todos los metales, incluido el adamantium.

Como podemos ver, la propia Marvel es la primera que se contradice y nos muestra la vulnerabilidad de su adamantium. Un material no tan indestructible. Y a todo esto, ¿qué dice la ciencia? (Continuará)
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sábado, 6 de septiembre de 2008


Ciencia y Cine: Adamantium [1]

O adamantio, adamantita o adamantino. Que de todas estas formas es nombrado, en el Universo de superhéroes de ‘Marvel Comics’, este material de ficción dotado, cómo no, de unas propiedades superextraordinarias. Quizás se trate del más popular de todos ellos, muy por encima de vibranium, uru, o carbonadio, entre otros.

Además es utilizado por varios de los personajes marvelianos, sean éstos superhéroes o supervillanos, formando parte tanto de sus equipamientos como de su propia constitución. Lo que se dice un material bien aprovechado. Apareció por primera vez en The Mighty Avengers #66 (julio, 1969), y formaba parte de la coraza externa de Ultron, un malvado robot contra el que combaten Los Vengadores.

Si lo recuerdan no es el primer material de ciencia-ficción que traemos a esta tribuna de ciencia. Antes lo hicimos con la supermánica kriptonita y después con el vibranium de “Capi”. Y como en todas ellas, el supuesto origen, naturaleza, estructura y propiedades físico-químicas del adamantium, plantean ciertas dificultades de verosimilitud desde el punto de vista de la ciencia. Empezamos.

¿Qué es el adamantio?
En el mundo del cómic, como suele ocurrir frecuentemente, el confusionismo científico campea por sus lares. Lo mismo te dicen que es un metal, o una rara aleación (mezcla de metales), o que es el producto resultante de un misterioso proceso químico entre varias resinas sintéticas, de secreta composición y que ha de hacerse en unas condiciones concretas. A saber.

Debe durar exactamente ocho minutos (8 min) y llevarse a cabo a una temperatura de mil quinientos grados Fahrenheit (1500 ºF), que vienen a ser unos ochocientos dieciséis grados Celsius (816 ºC) de nuestra escala o mil ochenta y nueve kelvin (1089 K) de la absoluta o termodinámica. Bien, pero del método ni mus. Es desconocido salvo el detalle de que, y según los laboratorios Marvel, resulta caro, muy caro. Como ven lo que dicen es casi nada.

Yendo a lo que nos interesa, y como le avisé, no hay claridad y la información que se da es casi inútil. De la dichosa reacción química, no dicen nada sobre la naturaleza de las resinas sintéticas (reactivos). Ni llegamos a saber si el adamantium obtenido (producto) es una sustancia simple, un compuesto químico, una mezcla homogénea o una mezcla heterogénea. Tampoco comentan qué tipos de enlaces predominan en su estructura (iónico, covalente o metálico). Y en ningún momento se habla de que exista el elemento químico de nombre adamantio, en la tabla periódica de elementos químicos. O sea, menos que casi nada.

Más información marveliana
Con respecto a las marvelianas clases de adamantium, no vamos a entrar a analizar la variada gama existente: adamantium verdadero, adamantium secundario, adamantium beta, adamantium más, etcétera, por la sencilla razón de que no dicen nada analizable. No es más que verborrea científica, por lo que no le dedicaremos una sola palabra.

De quien sí dicen algo es del producto. Se encuentra en estado líquido, se puede moldear y, una vez solidificado, ya no hay nada en este mundo que lo pueda alterar, modificar o destruir. Por decirlo de alguna forma, el adamantium es indestructible. No hay agente mecánico o térmico, en ningún proceso físico o químico, que pueda con él.

Y aquí nos quedamos. Ésta es toda la información que el cómic ofrece, acerca de la obtención adamantina. Verán que no faltan sombras y sí luces científicas. Pero nada se puede hacer. Bueno, algo sí. No hemos agotado todas las fuentes informativas. Aún nos queda la descripción de sus fabulosas propiedades. No es que sean muchas, pero prometen ¿Cuáles son éstas? (Continuará).


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sábado, 5 de abril de 2008


Ciencia y Cine: El escudo del Capitán América (y 4)

Para remate de los tomates, la variedad wakandesa no es la única forma en la que el vibranium marvélico se manifiesta. También existe el vibranium antártico, que sólo ha sido encontrado en la Antártida, en una aislada y ficticia región conocida como Tierra Salvaje. Además sus efectos son opuestos. Mientras que el de Wakanda absorbe energía, el de la Antártida la emite ¿Cómo es eso posible? Vayamos por parte, que principio quieren las cosas.

Vibranium antártico

Aparece por primera vez en Daredevil #13 (febrero 1966), de S. Lee y J. Romita y no termina de estar clara su relación con el escudo del Capitán América. De entrada me asaltan dos dudas. Una: ¿En qué ejemplar aparece citado?, agradecería la información. Dos: ¿Forma el vibranium antártico parte de la composición química del escudo? Lo digo porque de lo poco que se sabe de él, es que tiene el sobrenombre de “Antimetal”, por lo que hace. Que no es otra cosa que fundir los metales sólidos que se encuentren en sus proximidades.

Y digo yo qué tiene de especial lo de derretir metales, tampoco es para tanto. Con el añadido de que eso no pasa, claro, en las historietas del “capi”. Vaya problema que tendría si se le fuese fundiendo todo a tu paso ¿Entonces? No termino de comprender por qué lo citan. Pero bueno. Dejando de lado estas mis dudas, y centrándonos en el nuevo material, una de las cosas que sabemos es que emite radiaciones altamente energéticas. Cosa que no hacía el otro ¿Hay explicación científica para esa diferencia?

Pues no. Al menos mientras no sepamos qué es el vibranium. Si fuese, por ejemplo, un elemento químico, entonces no habría problema. Se trataría de dos isótopos, uno de ellos radiactivo. Algo frecuente. No olvidemos que la radiactividad es una propiedad abundante en la naturaleza. Pero como no dicen lo que es.

¿Qué más sabemos?

La variedad antártica no existe en gran abundancia, ni en altas concentraciones. Algo comprensible dada su posible naturaleza radiactiva ¿nuclear?. Sabida es la dependencia logarítmica de estas radiaciones con la cantidad de materia inicial. A partir de un determinado valor de “masa crítica”, su crecimiento exponencial la hace incontrolable e imposibilita la existencia de yacimientos ricos en dicho material. Se destruirían ellos mismos. Está bien pensado.

Por eso dicen que si el vibranium de la montaña de Wakanda fuera antártico, la energía emitida convertiría en líquido todo el metal de África. Demasiado calentón quizás. Pero puede ser. Como es ficción. Claro que como no explican qué tipo de radiación es la que emite. O si son de varias clases. Todo puede ser. Por cierto, no puede ser más desafortunado el sobrenombre de “antimetal” ¿Qué significado tiene el prefijo “anti”? No lo dicen, pero lo que da a entender es que produce cualquier efecto menos el de derretir. Que en definitiva es lo único que hace. Mala elección.

También cuentan que esta variedad es capaz de destruir al Adamantium, “el metal más duro conocido”, que se obtuvo por “al tratar con ingeniería inversa el vibranium antártico”. Más afirmaciones acientíficas. Pero lo dejaremos aquí (por ahora). Una aclaración última. El adamantium no forma parte de la aleación del escudo del Capitán América, como a veces se ha afirmado erróneamente.

Tierra Salvaje

Es un paraje ficticio del Universo Marvel localizado en la Antártica. Posee clima tropical, formas de vida de la Era Mesozóica, en especial dinosaurios y, por supuesto, nuestro vibranium antártico. Creada por unos extraterrestres para llevar a cabo unos experimentos sobre la evolución en nuestro planeta, es escenario de otros personajes de la editorial, como Ka-Zar y los X-Men. Y hasta aquí les puedo contar.
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sábado, 29 de marzo de 2008


Ciencia y Cine: El escudo del Capitán América (3)

El vibranium, como es sabido, se trata de un material ficticio del universo de superhéroes de ‘Marvel Comics’. Como suele ocurrir en estos casos, en ningún momento se especifican con claridad las propiedades de este, desconocido para la ciencia, ¿elemento químico? Tampoco si se presenta como sustancia (sustancia simple o compuesto químico) o en forma de mezcla (homogénea o heterogénea). No se sabe por tanto si se trata de un metal o de un mineral.

No, desde el punto de vista molar de la Química Atómica, no es buena la ciencia-ficción acerca de la naturaleza de este material. Desde el punto de vista nuclear, en el cómic, se insinúa que tiene una masa atómica tan elevada, que no se puede ubicar en la Tabla Periódica de Elementos Químicos, si bien no da su valor ni las razones de tal imposibilidad. Además, el tal vibranium, carece de propiedades radiactivas, lo que entra en total contradicción con su elevada masa atómica.

No, tampoco es buena, ahora desde el punto de vista de la Física Nuclear, la ciencia-ficción de este material.

Eso sí, se sugiere un posible origen extraterrestre, vaya novedad científica; un estado de agregación sólido y se informa de que existen dos variedades, conocidas como vibranium de Wakanda y vibranium Antártico. Menos es nada.

Vibranium de Wakanda

Apareció por primera vez en ‘Fantastic Four #53’ (agosto 1966), de Stan Lee y Jack Kirby, y se encuentra exclusivamente en la nación africana ficticia de Wakanda. Por los efectos que produce, este material parece gozar de unas peculiares propiedades físicas y químicas.

Uno de estos efectos es el de absorber la energía que le llegue del exterior, bien la que se desplaza, en forma de movimiento corpuscular (energía cinética), o bien la que se irradia, en forma de movimiento ondulatorio (energía mecánica, sonido, o energía electromagnética). Bueno, hasta aquí, esta afirmación energética puede tener un pasar científico, el problema viene cuando hay que explicar, a través de qué proceso la absorbe, cómo la almacena en su estructura y cuál es esa estructura. Lo que no es poco si tenemos en cuenta que, también, desconocemos su naturaleza.

Si nos atenemos al cómic, la energía “se almacena en los espacios existentes entre sus moléculas, reforzando su dureza” y no dice nada, pero nada de nada, del método molecular utilizado. Dejando a un lado esta importante cuestión, va en contra de todas las leyes y principios naturales conocidos, este aumento de la dureza con un incremento energético. Cualquiera sabe que, por ejemplo, un metal no aumenta su dureza cuando lo caliento.

No. Es mala ciencia-ficción. Tanto es así que los propios guionistas, conscientes de ello, le ponen cota a esta capacidad y limitan la cantidad de energía que puede absorber el vibranium. Algo es algo. Aunque, eso sí, estos límites no son del todo conocidos. No conviene matar a la gallina de los huevos de oro.

Más “peculiaridades” del vibranium

Como consecuencia de esta fantástica absorción energética, al decir de los guionistas, el vibranium resulta difícil de pulverizar, aunque no imposible, ya que aquella no es ilimitada. Y así, en una de las historias se le bombardea (sin especificar el tipo de bomba) hasta conseguir destruirlo. Bien, vale. No obstante nos dicen que el vibranium retuvo las ondas de sonido ¿Pero no había sido destruido? En todo caso, ¿por qué no se produjeron esas ondas de presión? Silencio marveliano.

Vistas con detenimiento, en las historias no faltan atrevidas afirmaciones acerca de las sorprendentes e inexplicables propiedades de este material. Veamos. Una, “lo inusualmente firmes que se mantienen sus moléculas, incluso a temperaturas tan bajas como el cero absoluto” ¿Cómo que “incluso a”, será “gracias a”? Lo puede deducir del modelo cinético atómico-molecular de la materia (MCA-M) hasta un estudiante de secundaria. Otra, “no puede ser solidificado únicamente reduciendo su temperatura” ¿Pero no hemos quedado que, en condiciones ambientales (1 atm y 25 ºC), está en estado sólido? Estotra, “el vibranium puede ser solidificado únicamente a una presión de 13 atm, o sublimado a una temperatura de 3316 °C”. Más de lo mismo. Esotra, “con la calibración correcta, su frecuencia de vibración incluso puede destruir diamantes” ¿Pero no absorbe la energía? ¿Cómo es que ahora la emite? ¿Qué significa calibración correcta?

Por desgracia, no quedan aquí las objeciones al vibranium wakandés (Continuará)
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sábado, 18 de noviembre de 2006


Ciencia y Cine: Superman (6)

De la kriptonita del cómic

Se trata de un material ficticio, que representa el talón de Aquiles de nuestro superhéroe. Desde el principio, sus “padres literarios” tuvieron claro que los poderes no podían ser ilimitados. Si no, qué iban a hacer los malhechores frente a él. Nada. No habría uno que le durara más de dos viñetas, menos una aventura y, menos aún, una saga aventurera de casi cincuenta años ya. Por eso se inventaron la kriptonita.

Lo que no llegaron a tener claro es si, desde el punto de vista científico, se trata de un mineral, un compuesto químico o una sustancia simple (que no son lo mismo, aunque parezcan igual). O, al menos, si lo tuvieron claro, no se han dignado aclararlo en todo este tiempo. Por lo que lo desconocemos. Lo que sí sabemos es que procede de la explosión del planeta Kryptón y que tiene unas peligrosas propiedades radiactivas. Son sus radiaciones, precisamente, lo único a lo que Superman es vulnerable, pudiendo incluso llegar a matarlo, si el tiempo de exposición era lo suficientemente largo. Precaución.

Conviene resaltar que esta radiactividad, en contra del parecer general, no es selectiva. No afecta sólo al superhéroe. Todos los kriptonianos y, también, los terrícolas sufren sus perjudiciales efectos. Lex Luthor perdió su mano (la derecha, creo recordar) por los efectos de la radiactividad que generaba un anillo que llevaba puesto, qué paradoja, para mantener alejado a Superman. Bueno, poco más que decir de ella, salvo que he contabilizado hasta diez (10) tipos de kriptonitas diferentes, por su color y efectos. Desde la verde, la más común, hasta la carmesí, pasando por la roja, la lenta, la dorada, la sinética, la azul, la plateada, etc.

Al kriptón científico
Éste sí es un material real. Se trata de una sustancia simple química de fórmula Kr (g). Un gas incoloro, inodoro e insípido, de bajo poder radiactivo y que se encuentra en nuestra atmósfera en un muy bajo porcentaje, donde fue descubierto en 1898. Su nombre proviene del griego kryptós (oculto), dado lo difícil que resultó su identificación en la atmósfera, por su rareza.

También se encontró como uno de los productos de las reacciones de fisión nuclear del uranio, U (s), que se realizaron a partir de los años treinta del siglo pasado, en plena Era Nuclear (véase CyC: “¿Quién mató a John Wayne, I y II”). Este redescubrimiento científico de la sustancia, junto a su exótico nombre, pudo ser la causa de que los creadores del superhéroe se fijaran en él, para dar nombre al planeta de Kal-El y a su radiactivo material.

Pero en realidad, y a efectos prácticos, la sustancia kriptón es un gas inerte que tiene múltiples y beneficiosas aplicaciones: está en el interior de nuestras lámparas fluorescentes; forma parte de los sistemas de iluminación de los aeropuertos, por su elevado alcance; se emplea en las lámparas incandescentes de los proyectores de cine; el láser de Kr se usa en medicina para cirugía de la retina del ojo, etc. Como ven, nada que ver con la maldita kriptonita. De la realidad a la fantasía. (Continuará)

Escrito por Carlos Roque Sánchez(croque@supercable.es)
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