Atención

El blog ha cambiado de dirección. En breves segundos serás redireccionado a la nueva dirección. Si no te carga automáticamente, haz clic aquí: http://blogdesuperheroes.es/

Atención


sábado, 30 de diciembre de 2006


Ciencia y Cine: Salto a la gloria (y III)

Es conocida la relativa indiferencia -casi temerosa precaución, mejor- con la que Ramón y Cajal recibió, de madrugada, la noticia de la concesión del Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906 (¡Silveria, es la hecatombe!).

Con ironía, años después, se referiría a él, como el flotador que se echa al náufrago cuando ya está llegando a la orilla. O sea que está claro lo que pensaba del asunto. Que a buena hora, mangas verdes. Una postura que contrasta, y mucho, con la de la sociedad de la época que vivió el acontecimiento.

Muy necesitada de iconos que le permitieran recuperar el orgullo patrio perdido, puso su nombre a los productos más dispares; entre ellos: Anís Cajal, Jabón Cajal Perfumado, Caramelos Don Santiago, Taberna El Microscopio. Es en este contexto donde tiene cabida la famosa y profética frase de Cajal: “Este país no tiene arreglo”.

Cajal y la NASA

Pero no todo ha sido así en el mundo. La NASA, en su programa Ciencias de la Vida, denominó “Década del cerebro” al periodo comprendido entre 1991 y 2000. Y para proceder a su clausura, dedicó a Cajal, al que reconoce como “Padre de la Moderna Neurociencia”, un completo laboratorio, el Neurolab, en el trasbordador espacial Columbia.

Despegó el 16 de Abril de 1998 de Cabo Cañaveral, llevando a bordo varios dibujos originales de Cajal y doce de sus preparaciones más representativas. Un merecido homenaje, con el que Cajal alcanza las estrellas y se proyecta en el futuro. Sin duda, el XXI será el siglo del cerebro y de sus ciencias. Esperemos que lejos de los errores y olvidos, de la ignorancia y de la ingratitud, tan próximos siempre. (Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas).

Serendipia cinematográfica

Hace unos meses la Filmoteca valenciana compró, a distintos particulares, unos rollos de películas de los años veinte, de las que desconocía sus contenidos. Al ser visionadas, una de ellas resultó ser especialmente importante. Su contenido trataba sobre la cultura, la educación y la investigación científica en la España de la época y en ella aparecen personalidades como Benito Pérez Galdós, Ramón Menéndez Pidal, Américo Castro, Dámaso Alonso, Juan Negrín, el físico Enrique Moles y el escultor Victorio Macho, entre otros. Muy interesante.

Todo un documento gráfico de la época del que se especula pudo haber sido distribuido, en principio, por escuelas y centros de formación y, después, ocultado por motivos ideológicos. También, por algunos de los rótulos que aparecen en ella, que podía formar parte de una serie. Quien sabe. Queda mucho por investigar, por lo que conviene ser prudente.

Como todo el material de la época, está grabado en un soporte de nitrato que, como es bien sabido, resulta ser muy frágil. Se trata de un compuesto altamente combustible y muy sensible a los cambios de temperatura. Por ello, su descubrimiento ha sido vital. Muy oportuno. (El hombre es un ser social cuya inteligencia exige para excitarse el rumor de la colmena).

Imágenes de Ramón y Cajal

Pero la película, además, es muy sorprendente. Durante seis minutos de la película aparece el mismo Ramón y Cajal. Son las únicas imágenes que se conservan en movimiento del Nobel. Distintas escenas en las que, primero, se observa al científico sentado en un banco leyendo una revista de la Residencia de Estudiantes. Después, y según reza un rótulo, el Premio Nobel “paternalmente” y con “gracejo” charla con sus discípulos. En las últimas tomas se puede contemplar al científico mirando por su microscopio y analizando las neuronas, que el propio documental define como “los hilos telegráficos de la conciencia”. También se muestra una escultura en su honor, realizada por Victorio Macho. Todo un retrato del genio-actor. Un verdadero superhéroe.

Puede ampliar esta lectura en pág 3 y 6 del periódico Montequinto del Nuevo Siglo, Primera Quincena de Diciembre. http://www.sevillametropolitana.com/publicos/principal.php?periodico=1

Escrito por Carlos Roque Sánchez (croque@supercable.es)

Noticias Relacionadas:
Ciencia y Cine: Salto a la gloria (I)
Ciencia y Cine: Salto a la gloria (II)

Seguir leyendo...

domingo, 17 de diciembre de 2006


Ciencia y Cine: Salto a la gloria (II)

Pero he aquí que nuestro superhéroe obliga a Kölliker (Antonio Alfonso Vidal) a mirar por el microscopio, y éste queda impresionado por las imágenes de las neuronas y sus sinapsis. Aquí se produce el punto de inflexión para la ciencia española. El gran pope germano-suizo de la histología, interesado por el trabajo del humilde español. Lo nunca visto.

Sorprendido le pregunta todos los detalles de la investigación: tiempo empleado, número de investigadores dedicados a esta labor, recursos económicos invertidos, etc. La respuesta de Cajal le deja atónito. Lo ha hecho solo, durante diez años y, todo, lo ha pagado de su bolsillo. Aquí, en este momento, es cuando se produjo el auténtico Salto a la Gloria. (La gloria, en verdad, no es otra cosa que un olvido aplazado).

La forja de un genio

Para asistir al mencionado congreso berlinés, Cajal, tuvo que ser animado, casi obligado se diría, por su esposa, familiares y alumnos. No quería ir. Se escudaba en mil pretextos: su falta de retórica, el escaso nivel de su investigación, su poca capacidad expositiva, etc. Algunos lo llaman modestia.

Pero el caso es que fue. Es la parte buena de la cosa. La mala, que su modestia no fue el único escollo que tuvo que superar. Una vez en Berlín, los desagravios se sucedieron unos tras otros. Casi no le dejaron entrar al congreso; le tocó intervenir al final de una interminable jornada, lo que tampoco pudo ser ya que la pospusieron por un concierto. Y cuando, por fin, realizó su exposición, los colegas le ignoraron: uno se puso a jugar a las casitas, otro a mirar por la ventana, otro al reloj, etc. Sorprendente aunque lógico.

No eran más que, previsibles consecuencias para una España ignorada por el resto del mundo. Una España inmersa en un aislamiento internacional, del que no acababa de salir. Una España con un, en este caso, justificado complejo de inferioridad en todos los órdenes, políticos, científicos y tecnológicos. Pero, y esto es lo bueno que tiene la ciencia, las pruebas estaban allí. Y ellas son los únicos jueces. (Nos desdeñamos u odiamos porque no nos comprendemos. Porque no nos tomamos el trabajo de estudiarnos).

Ciencia, Cine y Fotografía

En las preparaciones cajalianas se podían ver, de manera inequívoca, cómo las neuronas son elementos celulares individuales (Teoría Neuronal). Que contactan unos con otros, sí, pero que no se unen formando una red continua (Teoría Reticular), tal y como se pensaba. Una maraña, difícil de desentrañar. Por eso, el mundo científico se rindió al científico español. El único que encontró la clave, al descubrir el “hueco” donde se cocina el pensamiento. Es justo reseñar aquí el importante papel que jugó el método de coloración a base de sales de plata (Ag), utilizado por Cajal pero inventado por el científico italiano C. Golgi, con quien compartió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906.

Por último, reseñar un acierto cinematográfico. En la película, para cambiar de escena en el tiempo, se utiliza como recurso la fotografía. No sólo es muy adecuado porque, con ella, se ensamblan acontecimientos de la vida de Cajal, cargados de fuertes contrastes, y consiguiendo así una interesante agilidad narrativa. Sino porque el genio era un gran aficionado a la fotografía, y si él hubiese visto la película, a buen seguro que habría sido un detalle de su agrado. (Continuará)

Puede ampliar esta lectura en pág 3 y 6 del periódico Montequinto del Nuevo Siglo, Primera Quincena de Diciembre. http://www.sevillametropolitana.com/publicos/principal.php?periodico=1

Escrito por Carlos Roque Sánchez (croque@supercable.es)

Noticias Relacionadas:

Ciencia y Cine: Salto a la gloria (I)
Ciencia y Cine: Salto a la gloria (y III)
Seguir leyendo...

domingo, 10 de diciembre de 2006


Ciencia y Cine: Salto a la gloria (I)

Es el título de la película biográfica con la que, supuestamente, se homenajeó al eminente histólogo y Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906, Santiago Ramón y Cajal. Un film más sobre un superhéroe sólo que, en este caso, éste es real y español. Medicina y Cine. Arte y Ciencia. Humanidades.


Dirigida por León Klimowsky y realizada en 1959, se presentó en el Festival de Cine de San Sebastián, donde ganó el premio a la mejor película española. Se estrenó, comercialmente, el 11 de febrero de 1960 en el cine Capitol de Madrid. (Al carro de la cultura española le falta la rueda de la Ciencia). Su protagonista, Adolfo Marsillach, recibió el Premio Zulueta como mejor actor. La excelente interpretación y el extraordinario parecido físico con Cajal le marcaron. Años más tarde volvería a interpretar al mismo personaje, en la serie Ramón y Cajal (1980), dirigida por José María Forqué y producida por la televisión pública española (TVE).

Cine y Política

El rodaje, llevado a cabo entre enero y abril de 1959, no se vio exento de dificultades. No eran pocas las diferencias existentes entre los puntos de vista de los guionistas cinematográficos y los censores ministeriales, encargados de su autorización. Éstos pensaban que, el guión, no se adaptaba, exactamente, a las expectativas propagandísticas que el régimen franquista tenía del género biográfico. Por lo que eran más de la opinión de engrandecer la figura del personaje biografiado, aun sacrificando la verdad histórica. Ya se sabe que la historia la escriben los vencedores. Al final llegaron a un acuerdo.

No obstante, a la película, le negaron la calificación de “Interés Nacional”, por lo que no recibió las importantes subvenciones que tal categoría implicaba. Este tipo de censura cinematográfica, en este caso del régimen franquista, sigue vigente en nuestro cine actual, sólo que ahora lleva otro nombre. Vista hoy, se la puede considerar una buena película, máxime teniendo en cuenta los medios empleados y el momento histórico en que se rodó. A nadie extrañará que la figura de Don Santiago se utilizara con fines propagandísticos, tanto para el consumo interno como para la exportación. O que la enumeración de sus méritos personales, en la entrega del premio Nobel, pareciera más bien la narración de las grandezas de España. En fin. Hoy como ayer. (Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso de nuestra ligereza o ignorancia).

Ciencia y Cine

Por comentar algo de la película, escogeré una escena que es lugar común en estos casos. El archiconocido enfrentamiento académico, de 1889, con el eminente histólogo R. A. von Kölliker, en el Congreso de Anatomía de Berlín. Allí fue invitado Cajal, para exponer sus muestras microscópicas de la estructura del sistema nervioso central. Aquellas en las que mostraba que tal sistema no está formado por una red celular continua, como sostenían la gran mayoría de científicos de la época, Teoría Reticular, sino por unidades celulares independientes, Teoría Neuronal.

Una idea que se consideraba descabellada y que todos ridiculizaban. Bueno, casi todos. Ramón y Cajal supo ver en el tejido nervioso cosas que otros no lograban ver. Y además interpretar lo que veía, de una manera que los demás no entendían. Es lo que tienen los genios. (He aquí una evidencia que también es una norma). (Continuará)

Puede ampliar esta lectura en pág 3 y 6 del periódico Montequinto del Nuevo Siglo, Primera Quincena de Diciembre. http://www.sevillametropolitana.com/publicos/principal.php?periodico=1

Escrito por Carlos Roque Sánchez(croque@supercable.es)

Noticias Relacionadas:

Ciencia y Cine: Salto a la gloria (II)
Ciencia y Cine: Salto a la gloria (y III)
Seguir leyendo...