(Continuación) Después de la científica solución que los guionistas dan a la muerte de la novia de Spiderman, recuerden la onomatopeya justo a la altura de su cuello, llama la atención que en el mismo cómic aparezcan otros tipos de respuestas. Tan distintas entre sí y tan equivocadas todas desde el punto de vista de la ciencia.
División de opiniones (en el cómic)
Es lo mínimo que se puede decir. Lean si no. La que ofrece el Duende Verde puede resultar adecuada en un ser depravado como él (no hay ninguna duda de que es un malhechor de los peores), pero es impropia de una inteligencia tan maleva y preparada como la suya.
Y qué pensar de los lamentos de Peter. Aunque comprensibles como hombre, son totalmente inexplicables como científico. Su sentimiento de culpabilidad le viene de una intuición: fue la brusquedad con la que frenó su caída lo que le causó la muerte. No lo supo prever ¡Vamos, vamos! Lo curioso es que su “desliz científico” es diferente al del Duende, pero tan erróneo como el de él.
Nada que comentar al frustrante papel de Spiderman, incapaz de salvar a la mujer que ama. Nunca hasta ahora un superhéroe había fallado de esa manera. Fue su primera gran derrota y le tuvo que ocurrir, precisamente, con su novia. A partir de ahora, el hecho de ser un superhéroe llevaría consigo el poner a sus seres queridos en el punto de mira de todos los supervillanos. Una preocupación más.
También entre los fans
Mención aparte merece la opinión del público. Por supuesto que la muerte de Gwen fue un trauma para los lectores del cómic. Nunca antes se había matado a un personaje tan importante ¡Era la novia del superhéroe nada menos! Una idea impensable que, sin embargo, se convirtió en realidad. Y que tuvo otras consecuencias. Con Gwen moría también la Edad de Plata del cómic. Nuevos tiempos de oscuridad, antihéroes y batallas, en los que no siempre el bien vencería al mal. A partir de ahora, la victoria estaría del lado de los buenos, siempre que fueran más numerosos que los malos. En caso contrario, ya saben. Lo que no gustó mucho a los lectores aracnitas. Pero ya se sabe cómo son los fans. Quieren lo mejor para sus superhéroes. Esperable, por tanto, lo suyo.
Pues bien, como les adelanté, división de opiniones y errores varios ¿Pero cuáles fueron éstos? Ante este tipo de pregunta, me gusta pensar como el carnicero de mi barrio, cuando dice: “Vayamos por parte”. Pues eso, analicemos cada uno de ellos.
Sorprendente sorpresa
Como bien sabemos, en un desesperado intento por detener su fatal caída, nuestro personaje lanzó una telaraña hacia Gwen, que logra detenerla sólo un instante antes de caer al agua. Y cuando la sube al puente junto a él, descubre entre asombrado y horrorizado que está muerta ¡Pero bueno! Lo del horror es admisible dadas las circunstancias, pero lo del asombro es que no tiene ni un pase.
¿Cómo Peter, un chico tan inteligente y de tan sólida formación científica, puede olvidarse de una magnitud física tan fundamental como el momento lineal o cantidad de movimiento? ¿No recuerda, acaso, sus Teoremas de Conservación y Variación? Teóricamente es increíble. Lo digo porque se estudian en el Bachillerato.
Momento lineal o cantidad de movimiento: p = m · v
Teorema de Conservación: Δ p = 0
(nos lleva a la 1ª Ley de Newton o Ley de la Inercia)
Teorema de Variación: F = Δ p / Δ t
(su singularización conduce a la 2ª Ley de Newton)
Al margen de las respuestas que tengan estas preguntas -no importan ahora mucho-, resulta evidente que el comportamiento de nuestro personaje es impropio del estudiante Parker. Muy impropio.
Y como Spiderman, tampoco es que quede bien. Nada bien. Con tantas y tantas horas de columpiarse en la tela de araña, y con tantos y tantos lanzamientos de redes como lleva, ¿no se pudo imaginar lo que iba a ocurrir? ¿Acaso nunca experimentó un tirón, aunque fuese pequeño, en sus múltiples paseos aéreos? Empíricamente es increíble, se mire por donde se mire. La sorpresa y el error, por tanto, son impropios de ambos. Del científico y del superhéroe. Un preámbulo de mala ciencia-ficción. (Continuará).
Es lo mínimo que se puede decir. Lean si no. La que ofrece el Duende Verde puede resultar adecuada en un ser depravado como él (no hay ninguna duda de que es un malhechor de los peores), pero es impropia de una inteligencia tan maleva y preparada como la suya.
Y qué pensar de los lamentos de Peter. Aunque comprensibles como hombre, son totalmente inexplicables como científico. Su sentimiento de culpabilidad le viene de una intuición: fue la brusquedad con la que frenó su caída lo que le causó la muerte. No lo supo prever ¡Vamos, vamos! Lo curioso es que su “desliz científico” es diferente al del Duende, pero tan erróneo como el de él.
Nada que comentar al frustrante papel de Spiderman, incapaz de salvar a la mujer que ama. Nunca hasta ahora un superhéroe había fallado de esa manera. Fue su primera gran derrota y le tuvo que ocurrir, precisamente, con su novia. A partir de ahora, el hecho de ser un superhéroe llevaría consigo el poner a sus seres queridos en el punto de mira de todos los supervillanos. Una preocupación más.
Mención aparte merece la opinión del público. Por supuesto que la muerte de Gwen fue un trauma para los lectores del cómic. Nunca antes se había matado a un personaje tan importante ¡Era la novia del superhéroe nada menos! Una idea impensable que, sin embargo, se convirtió en realidad. Y que tuvo otras consecuencias. Con Gwen moría también la Edad de Plata del cómic. Nuevos tiempos de oscuridad, antihéroes y batallas, en los que no siempre el bien vencería al mal. A partir de ahora, la victoria estaría del lado de los buenos, siempre que fueran más numerosos que los malos. En caso contrario, ya saben. Lo que no gustó mucho a los lectores aracnitas. Pero ya se sabe cómo son los fans. Quieren lo mejor para sus superhéroes. Esperable, por tanto, lo suyo.
Pues bien, como les adelanté, división de opiniones y errores varios ¿Pero cuáles fueron éstos? Ante este tipo de pregunta, me gusta pensar como el carnicero de mi barrio, cuando dice: “Vayamos por parte”. Pues eso, analicemos cada uno de ellos.
Como bien sabemos, en un desesperado intento por detener su fatal caída, nuestro personaje lanzó una telaraña hacia Gwen, que logra detenerla sólo un instante antes de caer al agua. Y cuando la sube al puente junto a él, descubre entre asombrado y horrorizado que está muerta ¡Pero bueno! Lo del horror es admisible dadas las circunstancias, pero lo del asombro es que no tiene ni un pase.
¿Cómo Peter, un chico tan inteligente y de tan sólida formación científica, puede olvidarse de una magnitud física tan fundamental como el momento lineal o cantidad de movimiento? ¿No recuerda, acaso, sus Teoremas de Conservación y Variación? Teóricamente es increíble. Lo digo porque se estudian en el Bachillerato.
Teorema de Conservación: Δ p = 0
(nos lleva a la 1ª Ley de Newton o Ley de la Inercia)
Teorema de Variación: F = Δ p / Δ t
(su singularización conduce a la 2ª Ley de Newton)
Al margen de las respuestas que tengan estas preguntas -no importan ahora mucho-, resulta evidente que el comportamiento de nuestro personaje es impropio del estudiante Parker. Muy impropio.
Y como Spiderman, tampoco es que quede bien. Nada bien. Con tantas y tantas horas de columpiarse en la tela de araña, y con tantos y tantos lanzamientos de redes como lleva, ¿no se pudo imaginar lo que iba a ocurrir? ¿Acaso nunca experimentó un tirón, aunque fuese pequeño, en sus múltiples paseos aéreos? Empíricamente es increíble, se mire por donde se mire. La sorpresa y el error, por tanto, son impropios de ambos. Del científico y del superhéroe. Un preámbulo de mala ciencia-ficción. (Continuará).
2 comentarios en Ciencia y Cine: De la muerte de Gwen Stacy (Segunda Parte) [14]:
sigue asi...me encanta esta sección...pero podrias explicarlo un poco más para gente no tan inteligente...es que con tanta formulita me pierdo...jeje.
Y una cosa...si Gwen murió por culpa del tirón...¿en spider-man 2 no deberia haber ocurrido algo parecido cuando la lanza una telaraña creo recordar a la tia May cuando caia del edificio?
Hola silencioso. Gracias por tus comentarios.
Respecto al primero, procuraré ir alternando las explicaciones en lenguaje matemático con las explicaciones textuales. Mas ya sabe cómo son las ciencias duras.
Sobre el segundo no anda descaminado. En absoluto. Pero no adelantemos acontecimientos...
Saludos.
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