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miércoles, 8 de agosto de 2007


Ciencia y Cine: Hedy Lamarr

Si ha cumplido ya el medio siglo de edad, es probable que le suene el nombre y que reconozca la fotografía de la actriz. Nacida en Austria, Hedwig Eva Maria Kiesler era hija de un banquero y, desde muy joven, ya mostró cualidades de “ingeniera”. Con cuatro años desmontó el reloj de oro de su padre, con la intención de montarlo de nuevo. Al menos lo intentó. Cosas de niñas. Pero el caso es que ya apuntaba una osada y talentosa precocidad. Una peculiaridad que se confirmaría con el tiempo. Para empezar, con tan solo 15 años, inició los estudios de ingeniería. Una carrera algo insólita en aquella época para una mujer. Tras tres años de estudios los abandonó por una repentina pasión: el cine.


Tanta pasión le puso que, en 1932, con 19 años, protagonizó el primer desnudo de una mujer en una película comercial, Éxtasis. Ya les hablé de su precocidad. No les digo la que se formó. Fue tal el escándalo en toda Europa, que se tuvo que retirar del cine. Entonces, su padre, le arregló un casamiento con un rico industrial alemán pronazi. Pero a Hedwing no le gustaron ni el hombre, ni sus ideas políticas. Además, obsesionado con su belleza, la mantenía, prácticamente, secuestrada. Sólo podía salir con él o con alguien de su confianza. No. Tampoco le gustaba el esposo.

América, América

El poco afortunado enlace duró un tiempo. No obstante fueron unos años, los del matrimonio, que ella no desaprovechó. En su “reclusión marital” reanudó los estudios de ingeniería. Pero la situación no podía durar. En una rocambolesca historia, digna de una película de aventuras, la joven escapó de su marido. Huyó primero a París, luego a Londres y finalmente a los Estados Unidos. Allí, Edwing retomó su carrera de actriz, ya con el nombre de Hedy Lamarr. Un par de docenas de películas, que podríamos calificar de discretas, configuran su trayectoria artística. Nada resaltable, salvo su extraordinaria belleza. Sucesora de la rubia Jean Harlow, a mediados del siglo XX encarnó un nuevo canon de belleza. Una mujer morena, enigmática y elegante. En los años cuarenta era conocida como “la mujer más bella del mundo”. Representaba la voluptuosidad, el exotismo y la sofisticación que cualquier mujer del mundo deseaba tener.

Una actriz inventora

Pero Hedy no sólo tenía belleza y talento artístico. No olvidemos sus conocimientos de ingeniería, adquiridos en la vieja Europa, y su inteligencia natural. Ambos los empleó para combatir a los nazis. Desarrolló un sistema de comunicaciones por radio, que no podía ser interceptado por el enemigo, al estar cambiando de frecuencia continuamente. Un invento muy interesante para los espías, ya que dificultaba su localización. Lo registraba el 11 de agosto de 1942, como “sistema de comunicaciones secreto”, el mismo día que los EEUU entraban en la Segunda Guerra Mundial. Al poco tiempo, Hedy, cedía los derechos de la patente al ejército estadounidense. En dicho documento aparece la inscripción H.K Markey et al. Las iniciales H.K. son las de Hedwig Kiesler, siendo Markey el apellido de casada que tenía por aquella época. Su patriótica aportación fue conocida y el 1 de Octubre de ese mismo año, el New York Times se hacía eco de la noticia. Actriz, ingeniera, inventora y patriota. Arte, ciencia, ingenio y amor por el país en una sola persona. Sorprendente. Y además era una mujer. Insólito.

El conmutador de frecuencias, no fue lo único que inventó la Lamarr. Entre otros ingenios se encuentran un collar para perros con propiedades fluorescentes, una técnica de alisamiento del cutis y un sistema de control remoto de torpedos. Sin embargo, casi todos los inventos, debido a su alto nivel científico por un lado, y al bajo desarrollo tecnológico de la época por otro, no pudieron ser llevados a la práctica en su momento.

Precursora de la telefonía 3G

Tuvieron que pasar quince años para que, tras las lógicas y obligadas innovaciones tecnológicas, se encontraran las primeras aplicaciones a la conmutación de frecuencias. La primera de ellas se produjo durante la crisis de Cuba de 1962; la empleó la Marina en el control remoto de boyas rastreadoras. También fue incorporada en algunos de los ingenios utilizados en la guerra del Vietnam. Y, más adelante, en el sistema de defensa por satélite (Milstar).

En los años ochenta, con la irrupción masiva de la tecnología digital, la conmutación de frecuencias pudo implantarse en la telefonía móvil celular y, más en general, en la transmisión de datos sin cable. Un campo en el que queda mucho por experimentar. Ya en los años noventa y principio del siglo XXI, con el desarrollo de las redes informáticas inalámbricas y el abaratamiento de costes, el invento de Hedy de los años 40, se convirtió en la base, no sólo de la telefonía móvil celular 3G, sino de, prácticamente, todos los sistemas de comunicación digital inalámbrica modernos, como el Wifi, Wlan o el BlueTooth. Sabido es que, el pasado, siempre ha tenido mucho futuro.

Reconocimientos

Entre los distintos reconocimientos y premios que la Lamarr recibió, destaca el prestigioso EFF Pioner Award que la Electronic Frontier Foundation concede cada año. El de 1997 fue para ella. Según cuentan, cuando le comunicaron la concesión del premio, se quedó impertérrita y exclamó, escuetamente: “it’s about time”. No está mal como respuesta. Tenía 84 años. Tres años después moría. Mujer, científica, actriz e inventora. Un ser singular, con una vida de cine.

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es

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