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jueves, 30 de agosto de 2007


Ciencia y Cine: Más artistas inventores

Marlon Brando (1924-2004)

Casi todo el mundo lo tiene considerado como uno de mejores actores de todos los tiempos, si no el mejor. Pero muy pocos saben que le gustaba tocar un instrumento de percusión, el bongó o conga. Un tambor con el que se acompañan diferentes ritmos afroamericanos. Una afición que le llevó a tomar durante su juventud, lecciones del legendario Tito Puente nada menos, unido a la genial Celia Cruz ¡Azúcar! En Brando su amor por el bongó llegó a ser pasión. Hasta inventó un dispositivo para tensarlo, un tensor de bongó. Sí. Seguro que usted no tenía ni idea.


El tensor bonguero no era mejor que otros muchos ya existentes, pero él se empeñó en patentarlo poco antes de morir, en 2002 (“Le haré una oferta que no podrá rechazar”). Como para negarse.

Julie Newmar (1935)

Aunque conocida como actriz y bailarina, a Julie Newmar la fama le vino vía televisión. Sobre todo por su sensual papel de Catwoman, en la famosa serie de televisión del superhéroe Batman, de 1966. Un personaje que apareció por primera vez en 1940, en el cómic de Batman de DC Comics. La mítica serie basada en el hombre murciélago, que nació en el ya legendario nº 27 de la revista Detective Comics. Un objeto de culto entre los aficionados.

Desde entonces la poderosa y sensual mujer con poderes de gato, ha maullado mucho en cómic, televisión y cine. Y lo ha hecho con diferentes caras y cuerpos. En cine, tres actrices la han interpretado: Lee Meriwether, en los años 70, cuando la serie de TV Batman; Michelle Pfeiffer, en Batman Returns de 1992; y Halle Berry, en Catwoman de 2004. Una felina que ha sido tanto superheroína como delincuente, algo insólito en los superhéroes.

Pero no es su faceta de actriz lo que trae, a este negro sobre blanco, a la Newmar. Esta leyenda de Hollywood y de la televisión patentó, en 1975, un nuevo tipo de leotardos: los pantis. Pero empecemos por el principio que comienzos quieren las cosas. Nuestra sexy actriz intervino de forma activa, en el diseño de los trajes de Catwoman para la serie de televisión. Ella definió el tipo de vestimenta y su diseño que llamó “curvy look”.


Suya fue la idea del relumbrante cinturón dorado alrededor de las caderas, en vez de en la cintura. Sabía que así resaltaba sus formas. Vaya si las resaltaba. También tenía claro que los leotardos de la época no favorecían el trasero de la mujer, pues lo aplastaban. Todo lo contrario de lo que ella deseaba. Así que buscó una solución. Cortando los leotardos de forma sesgada, en diagonal al hilo de la tela y haciendo la costura central elástica, las nalgas quedaban resaltadas. Todo un acierto. Cuando fue a patentar el panti lo hizo con el nombre de “body perfecting hose” (medias que perfeccionan el cuerpo), pero la Oficina de Patentes de USA decidió que era más ajustado al efecto producido el de “cheeky derriere” (trasero descarado). Y así quedó.

Jaime Lee Curtis (1958)

Puede parecer, a primera vista, la típica actriz de cine al uso. Hija de dos mitos, Janet Leigh y Tony Curtis, no es de extrañar la vocación de actriz y el éxito profesional. Baste recordar su protagonismo en Mentiras Arriesgadas (1994) o en el clásico de terror Halloween (1978). Pero aquí acaba el tópico. Porque, lo que ya no es tan usual es que, también, esta mujer destaque como afamada escritora de cuentos infantiles, con una extensa obra publicada. No. No lo es. Como tampoco es frecuente que esté en posesión del título de Lady Haden-Guest, al ser baronesa por casamiento con el barón Haden-Guest. Un título que, discretamente, no suele usar cuando se encuentra en Estados Unidos. Artista, escritora, aristócrata y sencilla. Una rara combinación.


Pero lo que ya no es esperable de una mujer que es todo lo anterior, es que sea... ¡inventora! Sí como lo leen. El 28 de junio de 1988, la Curtis patentaba unos pañales que ella misma había diseñado. Inventiva de artista. Consistía en un pañal de tela, de quita y pon, con un receptáculo en el que se pueden guardar toallitas húmedas para la limpieza del pequeño. Instinto maternal. Perfecto. Al fin y al cabo, no hay nada como una madre. Y si además es baronesa, escritora y actriz. Va a ser cierto que no sabemos tanto de los famosos como pensamos.

Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es

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