(Continuación) La controversia sobre si lo que mató a Gwen fue la caída gravitatoria o la red arácnida, pervivió entre los aficionados a los cómics hasta finales del siglo XX. Buena prueba de ello es que el ejemplar de enero de 2000 de la revista Wizard, la mostraba como una de las grandes cuestiones sin respuesta todavía.
Lo que hizo que el profesor James Kakalios mandara a su editor una carta, donde daba cumplida y científica respuesta a tan luctuoso asunto. La mataron entre la maldad del Duende Verde, la inexperiencia rescatadora de Spiderman, el despiste físico de Peter Parker, eso sí ambos de forma involuntaria y, qué duda cabe, las inexorables leyes de la naturaleza física. Nadie dijo nunca que ejercer de superhéroe fuera fácil. No. Y máximo cuando se es un “nerd”.
“Nerd” es un término usado en la ciencia ficción, especialmente en la estadounidense, y que en su connotación negativa se emplea para designar a personas inteligentes, con altas calificaciones académicas, pero con un carácter tímido y retraído. Unas particularidades que les hacen ser poco sociables y, por ende, el centro de las burlas de los demás. Eso es lo que es Peter Parker en el instituto.
Huérfano de madre y padre, escasamente popular, apocado, con apuros económicos, indeciso. Poquita cosa, vamos. Y encima lleva gafas de concha y prefiere estudiar ciencias antes que jugar al fútbol. Lo que aquí decimos un empollón. O sea, sin remedio. Por eso el capitán del equipo de fútbol se mete con él y las chicas no le hacen ni caso. Ni la dulce compañera de estudios Gwen, ni la picante vecina Mary Jane. Nadie.
Sólo tiene un amigo, Harry Osborn, otro que tal anda aunque éste por otras causas ya sabidas. Pero que hacen bueno lo que se ha dado en llamar el ‘Síndrome de Peter Parker’, que por no extendernos lo resumimos en una frase: “El mundo es un pañuelo”. Toda una sinopsis de las andanzas del homo-arácnido.
En estas estamos cuando la famosa araña -otrora radiactiva, ora mutante genética- va y le pica. Y con la picadura, los fenomenales superpoderes: lanzar telarañas, subir por las paredes, tener una fuerza descomunal proporcional a la de las arañas, poseer un sexto sentido avisador de peligros, etc. De joven enclenque a poderoso superhumano, por la simple acción de una picadura ¿No es maravilloso? ¿Qué habría hecho usted en esas circunstancias? Pues muy probablemente lo que hizo él: aprovecharse de ellas en beneficio propio ¿Y cómo?
No sé usted, a nuestro hombre no se le ocurrió otra cosa que dedicarse a la lucha libre, al “wrestling”, para ganar dinero. Claro que se tuvo que poner a tono con la parafernalia de ese mundo: se hizo un disfraz y se puso de apodo “El asombroso hombre araña”. Bueno, estas cosas son así.
Por supuesto que ni asomo de pensar en defender la justicia o librar al mundo de pillos y truhanes ¡Como si no tuviera él suficientes problemas! La caridad bien entendida empieza por uno mismo, dicen.
Es lo que pensó cuando, a la salida de un combate, pudo detener a un ladrón que huía y no lo hizo. Una fatal circunstancia que desencadenó el nacimiento del superhéroe, ya que ese mismo ladrón resultó ser el posterior asesino de su tío Ben en un desgraciado robo. Es en esta fase de la evolución del personaje, cuando nace otra de sus frases famosas, la preferida de su tío: “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Es cuando se percata de su razón e importancia, y decide poner el primero al servicio de la segunda. Dedicará su vida a combatir el crimen. Lo que en la ciencia psicológica llamarían una “paradoja de la adolescencia”.
En esencia éste es el origen de nuestro superhéroe y, estarán conmigo que no es, ni por asomo, parecido al de otros ya conocidos. No es uno cualquiera, al uso. Si acaso puede tener puntos en común con Batman, pero nada que ver con su componente onírico. Spidey es más normal, más de andar por casa.
Al comentar más arriba los fantásticos superpoderes, he citado el de tener una fuerza descomunal proporcional a la de las arañas. Y no debo escribir un renglón más sin hacer una precisión. Si una araña que mide de alto unos 2 mm, es capaz de saltar 1m de altura, lo que viene a ser quinientas (500) veces su tamaño, Spiderman, que mide, pongamos 1,70 m, podrá saltar 850 m ¿Mucho, no?
No tengo en el momento que escribo estas líneas los datos delante pero, para mí que, ni Superman. Habrá que echar números. Pero no es ésta la precisión que quería hacerles, al fin y al cabo sólo es ciencia-ficción. La cuestión es saber si se trata de buena ciencia-ficción. Ya conocen mi manía de meter la ciencia en todo.
¿Tiene algo que decir la “ley cuadrado-cúbica” enunciada en 1600 por Galileo Galilei? (Continuará).
Lo que hizo que el profesor James Kakalios mandara a su editor una carta, donde daba cumplida y científica respuesta a tan luctuoso asunto. La mataron entre la maldad del Duende Verde, la inexperiencia rescatadora de Spiderman, el despiste físico de Peter Parker, eso sí ambos de forma involuntaria y, qué duda cabe, las inexorables leyes de la naturaleza física. Nadie dijo nunca que ejercer de superhéroe fuera fácil. No. Y máximo cuando se es un “nerd”.
De “nerd” a…
“Nerd” es un término usado en la ciencia ficción, especialmente en la estadounidense, y que en su connotación negativa se emplea para designar a personas inteligentes, con altas calificaciones académicas, pero con un carácter tímido y retraído. Unas particularidades que les hacen ser poco sociables y, por ende, el centro de las burlas de los demás. Eso es lo que es Peter Parker en el instituto.
Huérfano de madre y padre, escasamente popular, apocado, con apuros económicos, indeciso. Poquita cosa, vamos. Y encima lleva gafas de concha y prefiere estudiar ciencias antes que jugar al fútbol. Lo que aquí decimos un empollón. O sea, sin remedio. Por eso el capitán del equipo de fútbol se mete con él y las chicas no le hacen ni caso. Ni la dulce compañera de estudios Gwen, ni la picante vecina Mary Jane. Nadie.
Sólo tiene un amigo, Harry Osborn, otro que tal anda aunque éste por otras causas ya sabidas. Pero que hacen bueno lo que se ha dado en llamar el ‘Síndrome de Peter Parker’, que por no extendernos lo resumimos en una frase: “El mundo es un pañuelo”. Toda una sinopsis de las andanzas del homo-arácnido.
…“wrestling” para…
En estas estamos cuando la famosa araña -otrora radiactiva, ora mutante genética- va y le pica. Y con la picadura, los fenomenales superpoderes: lanzar telarañas, subir por las paredes, tener una fuerza descomunal proporcional a la de las arañas, poseer un sexto sentido avisador de peligros, etc. De joven enclenque a poderoso superhumano, por la simple acción de una picadura ¿No es maravilloso? ¿Qué habría hecho usted en esas circunstancias? Pues muy probablemente lo que hizo él: aprovecharse de ellas en beneficio propio ¿Y cómo?
No sé usted, a nuestro hombre no se le ocurrió otra cosa que dedicarse a la lucha libre, al “wrestling”, para ganar dinero. Claro que se tuvo que poner a tono con la parafernalia de ese mundo: se hizo un disfraz y se puso de apodo “El asombroso hombre araña”. Bueno, estas cosas son así.
Por supuesto que ni asomo de pensar en defender la justicia o librar al mundo de pillos y truhanes ¡Como si no tuviera él suficientes problemas! La caridad bien entendida empieza por uno mismo, dicen.
…llegar a superhéroe
Es lo que pensó cuando, a la salida de un combate, pudo detener a un ladrón que huía y no lo hizo. Una fatal circunstancia que desencadenó el nacimiento del superhéroe, ya que ese mismo ladrón resultó ser el posterior asesino de su tío Ben en un desgraciado robo. Es en esta fase de la evolución del personaje, cuando nace otra de sus frases famosas, la preferida de su tío: “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Es cuando se percata de su razón e importancia, y decide poner el primero al servicio de la segunda. Dedicará su vida a combatir el crimen. Lo que en la ciencia psicológica llamarían una “paradoja de la adolescencia”.
En esencia éste es el origen de nuestro superhéroe y, estarán conmigo que no es, ni por asomo, parecido al de otros ya conocidos. No es uno cualquiera, al uso. Si acaso puede tener puntos en común con Batman, pero nada que ver con su componente onírico. Spidey es más normal, más de andar por casa.
Un inciso científico
Al comentar más arriba los fantásticos superpoderes, he citado el de tener una fuerza descomunal proporcional a la de las arañas. Y no debo escribir un renglón más sin hacer una precisión. Si una araña que mide de alto unos 2 mm, es capaz de saltar 1m de altura, lo que viene a ser quinientas (500) veces su tamaño, Spiderman, que mide, pongamos 1,70 m, podrá saltar 850 m ¿Mucho, no?
No tengo en el momento que escribo estas líneas los datos delante pero, para mí que, ni Superman. Habrá que echar números. Pero no es ésta la precisión que quería hacerles, al fin y al cabo sólo es ciencia-ficción. La cuestión es saber si se trata de buena ciencia-ficción. Ya conocen mi manía de meter la ciencia en todo.
¿Tiene algo que decir la “ley cuadrado-cúbica” enunciada en 1600 por Galileo Galilei? (Continuará).
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