(Continuación). Buscando otros organismos más adecuados, la multinacional Dupont tuvo una idea revolucionaria: insertar el gen de la fibroína de araña, en bacterias y levaduras. Una más que esperanzadora solución biotecnológica, propia del siglo XXI, que a la hora de la verdad dio unos resultados bastante decepcionantes. La maquinaria enzimática de bacterias y levaduras, degradaba la proteína producida. De modo que se obtenían compuestos de menor masa molecular, que no servían para producir fibras de seda. Un callejón sin salida. No obstante, el camino biotecnológico parecía bueno. Quizás sólo habría que cambiar el enfoque.
Las increíbles cabras-arañas
Fue lo que hicieron los científicos de Nexia, merced a un descubrimiento. Las células productoras de seda en las arañas y las de leche en los mamíferos eran muy semejantes. Ambas procedían de células epiteliales, modificadas con el fin de fabricar grandes cantidades de proteína y segregarlas al exterior. Sólo se diferenciaban en la forma de las células. Una circunstancia muy favorable.
Un pequeño inciso. En realidad, la maquinaria enzimática de fabricación, modificación y secreción de proteínas es común para todos los animales. Para todos sin excepción, nosotros incluidos. Un duro golpe para algunos humanos que no se consideran animales. O sí, pero esencialmente distintos. Mas no es así. A nivel bioquímico, los mamíferos estamos mucho más cerca de los artrópodos, de lo que muchos suelen estar dispuestos a admitir y reconocer. Lo llaman evolución, mal que les pese.
Por eso, vuelvo a la cabra-araña, las células epiteliales de cabra, adecuadamente modificadas, son capaces de fabricar la proteína de la seda, con tanta eficacia como las células epiteliales de araña. Por motivos obvios de espacio y tiempo, no les voy a detallar aquí el proceso de cómo una cabra puede fabricar seda de araña pero, me aseguran que, es bastante simple. Como me lo han contado se lo escribo.
Cuando la realidad supera a la ficción
Los primeros experimentos se están realizando sobre las cabras transgénicas BELE, que alcanzan la madurez sexual con sólo 5 meses (a diferencia de los ocho de las normales) y tienen menor tamaño (por lo que requieren menores cantidades de alimento). Se crían para la fabricación industrial de proteínas y otros compuestos en la leche. La fibroína de la seda de araña será la primera de estas proteínas. Con ellas se elaboraran fibras que se podrán hilar mediante los métodos convencionales de la industria textil. Y con las fibras, tejidos de elevada elasticidad y resistencia con interesantes aplicaciones médicas, tecnológicas y militares. Un gran avance.
La fibroína será la primera de las proteínas, pero no la única. Está en proyecto aplicar el mismo método a la producción de otras con interés comercial, tales como insulina, colágeno, hormona del crecimiento, factores de coagulación sanguínea o anticuerpos monoclonales. Las posibilidades son casi infinitas. Y los beneficios también.
Hombres-arañas
La cabra-araña es sólo el primer animal transgénico. Ya le siguen conejos, ratones, vacas, cerdos, ovejas e incluso pollos. En unos, la proteína deseada se acumula en la leche, en otros, como en el caso de los pollos, en los huevos. De seguir así, ¿formará el hombre parte de esa lista? ¿Hombres-arañas? Por otro lado, ¿qué otros “superpoderes” podemos conseguir de las arañas? No olvidemos que llevan 400 000 000 de años sobre la Tierra, sin apenas haber sufrido cambios. Una señal inequívoca de su adecuación al entorno. Una garantía de supervivencia, que logra gracias a su arsenal fisiológico: glándulas venenosas, sensibilidad extrema, poderosos quelíceros, etc.
Unas armas que la han convertido en un formidable predador beneficioso para el hombre, dado su eficaz papel insecticida. Lo que no impide que se trate de un animal que produce repulsión en la mayoría de las personas, cuando no miedo ¿Debería emplearlas entonces el hombre-araña? En caso afirmativo, ¿cuáles de ellas?, ¿con qué finalidad? A estos nuevos hombres, ¿no les pasaría como al superhéroe? Recuerden. Aclamado pero incomprendido. Beneficioso pero indeseable. Un benefactor incomprendido, con muchas dificultades en su vida diaria y, una más que, compleja personalidad psicológica. Para pensárselo.
Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
Fue lo que hicieron los científicos de Nexia, merced a un descubrimiento. Las células productoras de seda en las arañas y las de leche en los mamíferos eran muy semejantes. Ambas procedían de células epiteliales, modificadas con el fin de fabricar grandes cantidades de proteína y segregarlas al exterior. Sólo se diferenciaban en la forma de las células. Una circunstancia muy favorable.
Un pequeño inciso. En realidad, la maquinaria enzimática de fabricación, modificación y secreción de proteínas es común para todos los animales. Para todos sin excepción, nosotros incluidos. Un duro golpe para algunos humanos que no se consideran animales. O sí, pero esencialmente distintos. Mas no es así. A nivel bioquímico, los mamíferos estamos mucho más cerca de los artrópodos, de lo que muchos suelen estar dispuestos a admitir y reconocer. Lo llaman evolución, mal que les pese.
Por eso, vuelvo a la cabra-araña, las células epiteliales de cabra, adecuadamente modificadas, son capaces de fabricar la proteína de la seda, con tanta eficacia como las células epiteliales de araña. Por motivos obvios de espacio y tiempo, no les voy a detallar aquí el proceso de cómo una cabra puede fabricar seda de araña pero, me aseguran que, es bastante simple. Como me lo han contado se lo escribo.
Los primeros experimentos se están realizando sobre las cabras transgénicas BELE, que alcanzan la madurez sexual con sólo 5 meses (a diferencia de los ocho de las normales) y tienen menor tamaño (por lo que requieren menores cantidades de alimento). Se crían para la fabricación industrial de proteínas y otros compuestos en la leche. La fibroína de la seda de araña será la primera de estas proteínas. Con ellas se elaboraran fibras que se podrán hilar mediante los métodos convencionales de la industria textil. Y con las fibras, tejidos de elevada elasticidad y resistencia con interesantes aplicaciones médicas, tecnológicas y militares. Un gran avance.
La fibroína será la primera de las proteínas, pero no la única. Está en proyecto aplicar el mismo método a la producción de otras con interés comercial, tales como insulina, colágeno, hormona del crecimiento, factores de coagulación sanguínea o anticuerpos monoclonales. Las posibilidades son casi infinitas. Y los beneficios también.
La cabra-araña es sólo el primer animal transgénico. Ya le siguen conejos, ratones, vacas, cerdos, ovejas e incluso pollos. En unos, la proteína deseada se acumula en la leche, en otros, como en el caso de los pollos, en los huevos. De seguir así, ¿formará el hombre parte de esa lista? ¿Hombres-arañas? Por otro lado, ¿qué otros “superpoderes” podemos conseguir de las arañas? No olvidemos que llevan 400 000 000 de años sobre la Tierra, sin apenas haber sufrido cambios. Una señal inequívoca de su adecuación al entorno. Una garantía de supervivencia, que logra gracias a su arsenal fisiológico: glándulas venenosas, sensibilidad extrema, poderosos quelíceros, etc.
Unas armas que la han convertido en un formidable predador beneficioso para el hombre, dado su eficaz papel insecticida. Lo que no impide que se trate de un animal que produce repulsión en la mayoría de las personas, cuando no miedo ¿Debería emplearlas entonces el hombre-araña? En caso afirmativo, ¿cuáles de ellas?, ¿con qué finalidad? A estos nuevos hombres, ¿no les pasaría como al superhéroe? Recuerden. Aclamado pero incomprendido. Beneficioso pero indeseable. Un benefactor incomprendido, con muchas dificultades en su vida diaria y, una más que, compleja personalidad psicológica. Para pensárselo.
Escrito por Carlos Roque Sánchez croque@supercable.es
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